Con la navidad a la vuelta de la esquina, son muchos los que ya se encuentran inmersos en los preparativos para que todo salga a pedir de boca. El marisco es uno de los platos estrella y su precio aumenta conforme se acercan las fechas clave de estas fiestas. Ahora bien, a pesar de tratarse de una delicatessen codiciada por prácticamente todo el mundo, no toda su carne es recomendable.

El Ministerio de Sanidad ha emitido un comunicado en el que se recomienda limitar, en medida de lo posible, el consumo de la carne oscura de los crustáceos, localizada en la cabeza, con el objetico de reducir la exposición de cadmio.

Y es que el cadmio es un metal pesado que se encuentra en el medioambiente de forma natural asociado a minerales de cinc, cobre o plomo, por lo que es un subproducto inevitable en las actividades mineras relacionadas con estos metales. Además, no tiene ninguna función biológica en humanos ni animales y tiende a acumularse en el organismo.

El problema está en que es tóxico para el riñón, acumulándose principalmente en los túbulos proximales, pudiendo causar disfunción renal. También puede causar desmineralización de los huesos, bien de forma directa o indirectamente como resultado de la disfunción renal.

Y es que, tal y como alerta la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, en algunos países europeos, entre los que se encuentra España, se consume, además de la parte “blanca”, otras partes de los crustáceos como puede ser la cabeza de las gambas, langostinos, cigalas, etc. y el cuerpo de los crustáceos de tipo cangrejo, cuyos niveles de cadmio son altos, debido a que el cadmio se acumula principalmente en el hepatopáncreas, que forma parte del aparato digestivo de los crustáceos y se localiza en la cabeza.