El rey Juan Carlos ha vuelto a entrar en el quirófano, esta vez para someterse a una intervención para extirparle un carcinoma basocelular en la mejilla. Por esta razón, el pasado 22 de marzo el rey emérito apareció en la plaza de toros de Las Ventas con un cardenal en el rostro.

La intervención la ha realizado su propio médico de cabecera, y no tiene nada que ver con alguna dolencia preocupante, ni con nada que afecte a la salud delicada de Juan Carlos.

Se trata de un tipo de cáncer de piel que se produce por la excesiva sobreexposición al sol, que podría venir de las regatas de vela, escapadas y la agenda laboral del monarca que le hacen estar al aire libre, tal y como publica El Español.

El mismo rey emérito ya dijo hace unos días, en el acto taurino, por qué tenía el ojo morado: “He tenido que someterme a una pequeña operación”, explicó ante los medios.

Juan Carlos ya ha tenido que ser intervenido en varias ocasiones, sobre todo por sus problemas de salud relacionados con las rodillas y la cadera. Hace exactamente un año que el monarca se operaba en el Hospital Universitario Sanitas de la Moraleja de su rodilla derecha.