La residencia Nuestra Señora de Gracia, en Tudela, Navarra, se ha convertido en un búnker desde que sus trabajadores decidieron confinarse con los 85 ancianos al comienzo de la crisis por el coronavirus. Sin ningún residente muerto o contagiado, con dormitorios improvisados en despachos y salas para dormir por parte del personal, este centro puede presumir de haber ganado la guerra al virus. El Plural ha hablado con su directora, Begoña Moreno.

PREGUNTA. ¿Dónde duerme el personal?

RESPUESTA. Hemos preparado unos despachos que no utilizábamos con colchones, que nos ha donado Protección Civil y también gracias a una donación privada. Cada técnico en su despacho, yo en el mío; la psicóloga en el suyo. Hemos convertido, además, la sala de reuniones y otra que no se utilizaba en dormitorios improvisados.

P. ¿Y los colchones en el suelo?

R. Sí, en el suelo

P. ¿Cómo se organizan?

R. Hemos hecho dos equipos de 23 personas cada uno para aislarnos con los residentes, y nos turnamos. Al principio hacíamos el relevo a las tres semanas, ahora, cada diez días.

P. ¿El día a día en la residencia cómo es?

R. Estamos en los salones, hacemos gimnasia, jugamos al bingo. No sería lo mismo si estas personas mayores tuvieran que estar un mes en una habitación, como ocurre en otros sitios, que son situaciones tremendas. Intentamos mantener una vida normalizada. La residencia está cerrada, como si fuera un búnker. Si entra algún trabajador nuevo, se le hace un PCR y se comprueba que es negativo.

P. Las familias no pueden entrar

R. No, se cerró muy pronto las visitas a las familias, pero ellas se sienten muy tranquilas y agradecidas porque saben que estamos haciendo todo lo humanamente posible. Estamos confinados con los residentes y compartimos con ellos los mismos sentimientos porque también nosotros echamos de menos a nuestros hijos, a nuestros padres. Casi todas somos mujeres, y somos la mayoría madres o tenemos padres mayores. Pero tenemos la tranquilidad de que estamos haciendo las cosas bien y de que también mantenemos a salvo a nuestras familias.

La convivencia está siendo una experiencia muy bonita. Nos acerca más unos y otros y las relacione con los residentes son mucho más cercanas, compartimos con ellos sus inquietudes y miedos. Además, hemos recibido mucha solidaridad de empresas de Tudela.

P. ¿Cómo ha sido la reacción del Gobierno de Navarra?

R. El Gobierno navarro, a través del departamento de Asuntos Sociales y Salud, fue elaborando protocolos de higiene y aislamiento. Nos convocaron a una primera reunión inicial, a principios de marzo. Fuimos hablando de manera coordinada con las autoridades.

Navarra ha creado centros específicos, dotados, para atender a personas afectadas de las residencias, lo que ha dejado a los centros la posibilidad de organizarse mejor.

P. ¿Cuál es el protocolo ante un caso de contagio?

R. El protocolo sería avisar a Asuntos Sociales y a Salud de cualquier caso y ellos estudian si a ese usuario lo derivan a hospital o bien a zona intermedia, a los hoteles medicalizados.

Navarra, a pesar de ser una de las comunidades con mayor tasa de contagios de España, está teniendo buena coordinación y no me ha tocado conocer situaciones de desatención. Cuando la situación ha sido muy compleja por la dimensión de la residencia o el tipo de paciente, se ha enviado profesionales públicos, médicos y enfermeras.

P. ¿Y en cuanto a materiales de protección…?

R. Nuestra residencia pertenece al grupo Lares y tiene proveedores particulares y privados a los que les hemos solicitado materiales muy pronto. También los hemos pedido al hospital nuestro de referencia. Como decidimos confinarnos, no hemos tenido que usar determinados materiales, como pantallas, gafas o monos. Los tenemos preparados, pero no hemos tenido que usarlos. Estamos en la fase de prevención y afortunadamente no hemos tenido que atender a ningún residente infectado ni aislarles.