Hora de las esperadas vacaciones. Recorrer los paseos marítimos con la luz del atardecer de fondo. Pisar la fina arena de la playa, tocar el agua salina de la orilla. En resumen, desconectar. Hora de relajarse, de tranquilizarse. Pero, también, hora de la comida. No sin antes pasar por un bar o un restaurante para tomar algo, para consagrar esa tradición y disfrutar de una tarde de tapeos, de la cocina española, de darte un parón y deleitarte de ese ansiado paisaje marcado por sol, mar y playa.

Pero entras al recinto, coges asiento y lo que parecía algo tan simple como una degustación de tapas, todo queda en una faena que te obliga a recordar el establecimiento en el que te sentaste. Solo para no volver de nuevo. Así ha sido la devastadora experiencia de varios comensales en el Bar-Restaurante Felipe situado en el municipio almeriense de Carboneras.

La opinión de los clientes recoge 79 valoraciones puntuadas con un “excelente”, pero el plato fuerte son las evaluaciones “pésimas” que llegan hasta 362 registros en la plataforma de TripAdvisor, que valora la calidad, los precios y el servicio de los establecimientos hoteleros. El restaurante es calificado como “nefasto”, “estresante” y de “servicio malo”. En total, la calificación del restaurante solo cuenta con dos puntuaciones de cinco convirtiéndolo en uno de los peores valorados en la región de Andalucía.

Bajo un dorsal de sus toldos conmemoran el que es el principal de sus lemas: “¡Que no falte de nada!”. Y los camareros cumplen con su palabra. Mientras recorren los estrechos huecos del establecimiento, el personal canta los platos del día, ofrecen los emplatados más caros y descartan a los clientes que solo acuden para tomarse el aperitivo. Eso sí, sin ofrecer una carta con los precios fijos.

“Estaba todo lleno y decidimos sentarnos en Felipe ya que era la única opción con mesas libres. En seguida descubrimos el por qué, lentos, no te dan carta y las tapas (no pedimos raciones) a cada cual peor; el peor sitio de Carboneras sin duda”, escribe un usuario en su última visita, en agosto de este año.

Las familias también dejan una mala reseña en su visita al establecimiento. “Hemos pedio 4 refrescos y agua, ensalada y bandeja y salimos a 89 euros”, dice la cuenta de Ilona J, en su visita al restaurante en abril de este año, época muy alejada de la temporada alta que supone el verano. Pero las reseñas coinciden también con los turistas extranjeros, que también dejan sus palabras sobre el restaurante para advertir a los visitantes que se acerquen al bar.

“Te preguntarán si quieres una tapa con tus bebidas, pero esto te costará muchísimo. Te traerán mucha comida que ni siquiera has pedido y luego te darán un precio MUY caro y te verás obligado a pagarlo…!”, comenta Jon A, turista británico de Staffordshire.

Cantar los platos, una práctica ilegal

La organización FACUA-Consumidores en Acción ha denunciado estas constantes prácticas en los establecimientos de la hostelería para estafar a sus clientes. De hecho, una de las más ejecutadas es la de cantar los platos, una práctica muy habitual en la que el camarero va dictando a los comensales los emplatados o los platos del día disponible, pero sin ofrecer antes la carta con los precios fijos de su coste.

“Siempre tienen que venir reflejados los precios por escrito”, aclara el secretario y portavoz de la organización, Rubén Sánchez, a ElPlural.com. “Una práctica muy frecuente en muchos locales de hostelería es no facilitarte de inicio una carta y cantarte productos del día en los que no te están diciendo el precio. Eso es ilegal”, argumenta el experto en derechos de los consumidores.

Las opiniones recogidas en el anterior sitio web denuncian que en muchos casos los precios son desorbitados, principalmente, cuando piden una mariscada, que dista mucho de la calidad-precio ofrecida. También critican que este coste aumenta en el caso de los turistas.

“Si en la carta no hay absolutamente ningún marisco y de repente te piden un precio por el marisco que tú consideras desorbitado, puedes argumentar que no está por escrito en ningún lado, que consideras que es irregular lo que están haciendo y, de hecho, incluso puedes presentar una denuncia por no tener la información de los precios en la carta”, responde Rubén Sánchez.

Cuatro años con el datáfono roto

Pero el jarro de agua fría cae a la hora de dictar los precios finales sobre la comida. Además de incorporar más platos a la mesa que los pedidos por la clientela, se suma otro inconveniente más: el datáfono esta averiado. “Eso es ilegal”, aseguran Sánchez. “Nosotros entendemos que un establecimiento es libre de cobrar o no con tarjeta y todo depende de lo que quiera indicar en el escaparate en la puerta o en la entrada”, comenta el especialista.

Desde FACUA explican que la trampa de la estafa se basa en colocar un cartel hablando sobre la supuesta avería. “Si ocurre un día durante un rato, pues puede ser real, pero cuando es permanente durante varios días semanas, pues resulta bastante obvio que es una artimaña para eludir los cobros y que quede registro electrónico”, advierte.

Fuentes de este periódico apuntan que el datáfono para los cobros en tarjeta lleva sin funcionar cuatro años. Las valoraciones en la anterior plataforma confirman también que los camareros informan a los clientes de que solo se permite el pago en efectivo, en algunos, avisan de su falta de funcionamiento “por una avería en una tormenta”. “Si no hay ningún cartel; no tienes por qué asumir la obligación de salir a la calle en una localidad que no conoces y buscar un cajero que puede estar muy lejos”, argumenta.

Por ello, señala que lo que podemos hacer es plantear que te faciliten una cuenta bancaria o un número para hacer un bizum, así como mandar un correo electrónico con la información y realizar la transacción. 

Este periódico no ha recibido respuesta de la dirección del Bar-Restaurante Felipe tras intentar ponerse en contacto en repetidas ocasiones. Un trabajador del establecimiento, en unas declaraciones recogidas por ElPlural.com responde que “hay gente para todo” a su "que no falte de nada".