Hace año y medio, en noviembre de 2017, el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, puso en marcha unas reuniones informativas encaminadas a preparar a los pacientes a los que se va a colocar una prótesis de rodilla por protocolo fast track.

Este tipo de proceso consiste en la movilización precoz de la persona que ha sido operada para sustituirle una articulación lesionada o artrósica por una artificial, por una prótesis, y está asociado, además, tal y como explica el Dr. Alonso Bau, especialista del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de este hospital, “a la administración de una menor dosis de anestesia y cantidad de medicación para el dolor tras la cirugía”.

Trabajo multidisciplinar

Para ello es necesaria la colaboración de distintos especialistas. Se realiza un trabajo multidisciplinar en el que intervienen traumatólogos, anestesistas, fisioterapeutas y enfermeros.

Sus ventajas son claras: “reduce las complicaciones de la intervención y agiliza la recuperación de los pacientes”, recalca el Dr. Bau. Sin embargo, no se había conseguido reducir el tiempo de hospitalización, debido a distintos factores como “el miedo  del paciente a encontrarse mal en el domicilio o la propia inercia en las pautas de recuperación de este tipo de intervención”, indica.

Y es en este punto en el que se ha logrado un importante avance a través de las reuniones informativas que se celebran cada mes en el centro.

Involucrando al paciente

Están centradas en involucrar al paciente en su proceso de rehabilitación. El objetivo es “cambiar la idea de que la persona que va a ser intervenida viene a ‘padecer’ por la de que viene a ‘participar’", subraya este especialista.

En cada encuentro participan, además de él mismo, Álvaro Recio, fisioterapeuta del Servicio de Rehabilitación y Sonia Santa Escolástica, enfermera supervisora de Hospitalización de Traumatología.

En un primer momento se visiona un video informativo de todo el proceso por el que va a pasar el afectado, es una visita guiada virtual donde sale un paciente, desde la llamada de Admisión, cuando se programa el día de la intervención, hasta el alta a domicilio, lo que permite que el afectado conozca qué es lo que va a ocurrir en cada momento.

Por último, se solventan todas las dudas que puedan surgir. Trabajar en pequeños grupos hace que la atención sea personalizada, lo que fomenta la confianza y hace que se interactúe mejor.

Todo ello, reduce la ansiedad, la preocupación y el miedo de forma excepcional.

Estancias más cortas y mejores resultados

Los resultados obtenidos no han podido ser mejores. En este tiempo han participado en estas sesiones más de 200 pacientes, a través de los cuales se ha corroborado que su implicación en su proceso de salud influye positivamente en el mismo.

Necesitan estar menos tiempo hospitalizados. "La estancia media tras esta intervención ha disminuido en dos jornadas tras la implantación de las sesiones", señala Santa Escolástica. “Se van de alta a los 3,3 días de media”, apunta. Esta reducción, implica, también, que disminuya la probabilidad de infecciones.

Pero, además, a través de estos encuentros, se ha logrado que presenten  menos dolor postoperatorio, uno de los motivos tradicionalmente más frecuentes para demorar el alta. "Al explicarles en la sesión cómo será el proceso, hacen las cosas correctamente, con su correspondiente mejora en este sentido", subraya Recio. "Por ejemplo, un paciente que se mueve y colabora tiene mucho menos dolor que uno que no lo hace", añade.

Pacientes más satisfechos y participativos 

A estas ventajas hay que añadir el aumento del grado de satisfacción del paciente y su participación activa, al igual que la de su familia, desde el preoperatorio hasta el alta. Esto lo prueba el aumento, en más de 13 puntos- del 73,33 por ciento al 86,76 por ciento- en el NPS (Net Promoter Score), la herramienta que mide la predisposición de los pacientes para recomendar el hospital a otras personas tras haber sido atendidos en este.