Las teorías conspirativas a menudo se relacionan con teorías pseudocientificas que se encuentran en el campo de la medicina y de la ciencia, y han tenido mucha aceptación en los últimos tiempos. La pandemia del coronavirus ha inspirado todo tipo de teorías que proliferan a gran escala debido a internet y a las redes sociales. Teóricos de la conspiración, negacionistas del virus, antivacunas y defensores de las pseudoerapias ya han creado movimientos por todo el mundo.

Aunque no es un fenómeno nuevo, las pseudoterapias y las pseudociencias están en auge debido al exceso de información en internet y al aumento de las teorías de conspiración. La pseudocuencia es aquella creencia o práctica que se presenta como científica, pero es incompatible con el método científico y no responde a un método de investigación válido.

Existen numerosos ejemplos de disciplinas, métodos y teorías que son consideradas pseudociencias como la homeopatía, la acupuntura, el Feng shui o las medicinas tradicionales y alternativas. Estas suelen dar respuesta a situaciones o dolencias físicas o psicológicas y se suelen basar en cuestiones sobrenaturales o inmateriales para sostener sus teorías. La mayoría de científicos están en contra y las consideran una patología que se ha impuesto en una parte de la sociedad, llevando a un “anticientificismo” radical. Además, numerosos estudios revelan que los que practican las pseudociencias tienen más probabilidades de creer en teorías conspirativas. Los expertos aseguran que estos movimientos son un peligro para la salud de todos.

En los últimos años, universidades y profesionales de la ciencia han intentado extender entre la población campañas informativas y de concienciación acerca de las diferencias entre la ciencia y las pseudociencias.