El mensaje del padre Ángel en cuanto a la crudeza de las situaciones que se están viviendo en el mundo, como la toma del poder de los talibanes en Afganistán o las repatriaciones masivas en Ceuta, es clara: “Tenemos que ponernos en el lugar de los demás, en el zapato del otro”.

El párroco de la madrileña Iglesia de San Antón ha llevado a cabo una importante campaña en Madrid ante la ola de calor que sucumbe al país.  Desde Mensajeros de la Paz ofrecen agua y refugio para las personas que no tengan hogar con la ayuda de dos grandes empresas y las donaciones de los vecinos. “Al igual que en las olas de frío dábamos mantas o café, ahora lo lógico es que demos esto”, comenta el párroco en declaraciones a ElPlural.com.

Ante la llegada de los talibanes a Kabul, el padre Ángel muestra su preocupación y dolor, al igual que con las repatriaciones de los menores en Ceuta o el terremoto que ha dejado más de mil víctimas en Haití. “Lo más importante es la reagrupación familiar y en tres o cuatro meses no se ha visto la intención de los gobiernos autónomos o entidades locales de acoger a estos menores”, asegura sobre la situación en Ceuta.

“Yo he estado en las naves de Ceuta, con un calor inmenso, con niños amontonados y es vergonzoso ver que en pleno siglo XXI continúan estos campamentos. Aquí no existe política, aunque ahora lo quieran politizar. Si vienen porque vienen, si se van porque se van, pero lo que nadie está ofreciendo es ayuda al presidente de Ceuta, que pidió auxilio en varias ocasiones”, recalca.

Ante los discursos y mensajes de odio, el padre Ángel quiere mandar el mismo mensaje que el papa Francisco: “Hay que ponerse en el lugar del otro porque cualquiera puede estar en la calle y viviendo sin techo si nos hubiera tocado nacer en estos países”. “No hay que hacer cosas extraordinarias, ni ser misionero, monja, cura o de una ONG para ponerse en el lugar de los demás”, añade.

“Yo valoro mucho más la solidaridad que estas campañas del mal y del odio. A veces somos demasiado legalistas, en seguida decimos esto no se puede hacer, pero no ofrecemos nada a cambio. La estampa de la solidaridad es con la que me quedo de esta sociedad”, zanja.