A veces la vida se reduce a encontrar unos pendientes medio quemados. Eso es lo que pensó una de las vecinas del edificio calcinado que, tras abrir la caja fuerte, solo pudo recoger los restos del complemento. Otras veces, son las lágrimas que no pueden evitar caer por las mejillas de una mujer al encontrar su anillo de boda intacto. Pequeñas historias de vida que se están viendo con los vecinos que han logrado recuperar algo, aunque sea lo mínimo, de sus casas ahora calcinadas en el edificio de 14 plantas que ardió el jueves pasado y que ha dejado 10 fallecidos, y que, pese a que el silencio en el barrio siga siendo estremecedor, han provocado las primeras sonrisas entre aquellos que lo han perdido todo.

Unas sonrisas bañadas en lágrimas que no dejan de ser las primeras sonrisas que ve el barrio desde el jueves, aunque el silencio siga sobrecogiendo el alma. Son en momentos como los que se están viviendo, a pie de incendio, cuando uno es consciente de que puede perderlo todo en cuestión de minutos. “Las fotos. Hemos perdido las fotos” es la frase más escuchada. Parece una tontería pero no lo es. Las fotografías son los recuerdos físicos de toda una vida. Perder la instantánea que se hizo tu abuela en los años 40, la única que tienes de ella junto a la de su lápida, rompe el alma de quien sabe objetivamente que solo su recuerdo de esa persona será lo que perdure. Pero dentro de la tragedia hay rayos de esperanza, como encontrar la caja de los legos de tus hijos intacta.

El incendio ha terminado con la vida de 10 personas, varias de ellas niños pequeños. Esas pérdidas de vidas humanas son irrecuperables, irreversibles y causan más dolor del que nadie pueda imaginar. Es por eso que, recuperar algo tan peregrino a priori, pero tan importante para los supervivientes, como son unos pendientes quemados o un anillo de boda, devuelven la sonrisa, y la voz, no solo a los interesados, sino a todo un barrio que lleva aguantando las lágrimas desde el jueves pasado.

Políticos de todos los partidos y hasta los reyes de España han querido acompañar a las víctimas de esta tragedia. Pero no han sido sus palabras de ánimo lo que han sacado sonrisas. Son los pequeños detalles, como el dueño del restaurante o del bar que los acoge como en casa o encontrar una mínima parte de cuando tu vida era normal lo que, psicológicamente, devuelve esa sonrisa que se perdió jueves.

El duelo

Pero más allá de todo esto, quedan las heridas más importantes por cerrar y de sanar, las de las familias que han perdido a los suyos en esta tragedia. Según ha podido saber ElPlural.com de fuentes cercanas a la investigación, el juzgado ya tiene las identificaciones de los fallecidos, por lo que se presupone que en uno o dos días, las familias, podrán despedirse de los suyos, y comenzar el duelo que hasta ahora estaba en stand by, y que tan necesario es para ellos. Un proceso que aunque salga del horror más absoluto, es obligado para continuar con la vida.

Las otras víctimas

Dentro de esta tragedia hay otro duelo, más pequeño para algunos, un absoluto drama para otros. Hay cerca de 100 mascotas que han perdido la vida en el incendio, entre ellos 48 perros y 36 gatos. Unos animales que quedaron atrapados dentro de las viviendas y que perecieron en ese infierno que se convirtieron estas dos fincas. Estremecedor es el vídeo de dos perros ladrando de miedo en uno de los balcones mientras la finca se convertía en un pira. Sus dueños no han perdido a un familiar, pero sus lágrimas de dolor conmueven hasta el extremo.

Bomberos consultados por este medio explican que los veían, pero que no podían hacer nada por ellos porque le era imposible acceder hasta los domicilio. Este incendio ha cambiado la vida de un barrio entero. Un barrio, el de Nou Campanar, que trata de comenzar de nuevo.