¿Suenan vientos de cambio en el fútbol? No, no ha cambiado el mensaje UEFA ni la Superliga ha cogido fuerza en el Viejo Continente. Un fondo de inversiones perteneciente a la familia real de Arabia Saudita ha propinado un nuevo golpe al malogrado desde algunos años balompié, adquiriendo el Newcastle United por 353 millones de euros y convirtiéndolo en el equipo más rico del mundo.

Los nuevos propietarios del Newcastle cuentan con un patrimonio de 368.000 millones de euros. Unas cifras que se sitúan ligeramente por encima de los 353.000 millones de euros de los dueños del Manchester City. El equipo que entrena Pep Guardiola, propiedad del jeque Sheikh Mansour, de los Emiratos Árabes Unidos, cuenta con un presupuesto de 28.000 millones de euros, pero muy alejado de la inyección que han recibido las ‘urracas’, que llevan algunos años subiendo y bajando de categoría.

El romanticismo futbolero es incapaz de contrarrestar los petrodólares y menos en el fútbol moderno, donde esta práctica cada vez es más habitual sin que exista ni una sola queja ni por parte de UEFA ni de FIFA. Algunos aficionados esta venta como una puñalada al espíritu del club y al sentido de pertenencia.

Pero el sentir de pesar no es generalizado entre los fans de las urracas. Tras hacerse oficial el traspaso al fondo de inversión saudí, algunos seguidores salieron a la calle a celebrar el intercambio de propietarios, pues la gestión del hasta ayer presidente Mike Ashley fue muy criticada.

Con este traspaso, tan sólo quedan cuatro equipos con propietarios nativos de la Premier League. Tottenham, Burnley, Brighton y Norwich, como la aldea gala de Astérix, resisten todavía y siempre al capital extranjero. Arsenal, Manchester United, Liverpool y Crystal Palace están en manos de norteamericanos, siendo la nacionalidad más repetida tras la británica, seguidos de rusos, chinos y saudíes (dos equipos cada uno).