El coronavirus sigue limitando nuestras vidas. Con el fin del estado de alarma y la llegada de la ‘nueva normalidad’ el pasado mes de junio entrábamos en un verano en el que, si bien atípico, muchos empezaban a ver una luz al final del túnel.

Sin embargo, desde el mes de septiembre España se ve inmersa en una segunda ola que está restringiendo cada vez más la movilidad y las relaciones sociales de los ciudadanos.

Con este escenario, muchos se preguntan qué pasará con la Navidad. Desde el Gobierno Central el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha deslizado que estas fechas “serán diferentes” este año y ha pedido limitar al máximo los desplazamientos, sobre todo entre comunidades, así como las reuniones interpersonales a un máximo de seis personas, aunque aún está todo en el aire.

“No me termino de hacer a la idea”, lamenta Cristina, una joven de 26 años que reside en Madrid y que, como cada año, tenía previsto ir a Menorca a visitar a su familia. “Al menos este año ahorraré en las cenas con amigos…” dice, esbozando una pequeña sonrisa.

Además de los desplazamientos, se deslizan otras dos cuestiones de la situación actual y en referencia a la Navidad. ¿Cómo afectará a las personas que han perdido a un familiar a causa de la pandemia? ¿Cómo vivirán los niños unas fiestas en las que el virus les ha restado protagonismo?

Respecto del primer aspecto, la especialista en evaluación y tratamiento psicológico de niños y adolescentes y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Marta Calderero afirma en declaraciones a El Plural que es normal el agravio de dolor en esta época del año y recomienda algunas pautas para sobrellevarlo, como permitirse a uno mismo sentir múltiples sentimientos, vivir el momento con dolor sabiendo que es parte de la curación o evitar extender la angustia: “Es importante sacar las emociones y evitar las auto imposiciones como “no debo reír” o “no tengo derecho a disfrutar de un momento de felicidad”, recuerda.

Plantear alternativas

En cuanto a la situación de los más pequeños, el primer defensor del menor y Doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud, Javier Urra, destaca que la actitud de los niños dependerá en gran medida de la de los adultos y, aunque reconoce que será una época difícil también para ellos, hace un llamamiento a plantear alternativas.

“Regalos siempre puede haber y pueden ser creativos. No siempre hace falta gastarse mucho dinero, se puede regalar un bloc para hacer dibujos, un libro si es adolescente… hechos con todo el cariño”, dice apuntando al día de Reyes.

Urra relaciona este aspecto directamente con las dificultades que tendrán algunas familias para reunirse: “Hay que entender lo complicado de la situación y que, a lo mejor, tenemos que recurrir a las llamadas telefónicas o videollamadas, a las cartas, a los juegos de mesa…”, indica. “El virus lo que nos exige es pensar más y dar más cariño”.

Responsabilidad individual

Los expertos ponen el foco en otro colectivo durante estas fechas: los jóvenes. Los datos deslizan que el 32% de los contagios que se han producido en nuestro  país desde mayo han tenido lugar en las personas de entre 15 y 29 años. Por ello, los especialistas apelan nuevamente a la responsabilidad individual, más si cabe, en fechas que destacan también por su ambiente festivo.

En este sentido, Calderero pone en punto de mira en los organismos públicos, a quienes pide un plan “concreto, que fomente un plan que fomente un ocio seguro y saludable para los jóvenes”.

“Tenemos que aunar esfuerzos para lograr la identificación de la juventud con un entretenimiento digital que fomente la socialización pro social”. En este sentido, habla de conciertos online y de convertir los espacios públicos en lugares más seguros: “Esto fomentaría un ocio diurno seguro”, defiende.

Urra apela también a la responsabilidad individual e informa a este media sobre otras consecuencias que puede tener el virus en los jóvenes: “Muchos jóvenes asintomáticos se encuentran con enfermedades relativamente preocupantes: problemas hepáticos, renales, temas de sepsis… y eso no se está diciendo”, destaca.

¿Estamos a tiempo de salvar la Navidad?

A pesar de la advertencia de Sanidad y del temor a un posible rebrote a causa de una apertura o una relajación de las restricciones en Navidad, algunos dirigentes políticos, como Pablo Casado, confían en que aún estamos a tiempo de salvar las fiestas. Por ello, el líder del PP ha pedido en el Congreso limitar el estado de alarma “a ocho semanas”, es decir, hasta el 6 de diciembre.

El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, ha expresado en varias ocasiones su intención de disminuir la incidencia acumulada a 25 casos por cada 100.000 habitantes (actualmente, según deslizó el pasado miércoles en rueda de prensa, Madrid se encuentra en 432 casos por cada 100.000 habitantes).

En la misma línea trabaja el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez- Almeida, que pedía “sacrificar los puentes del mes de noviembre para salvar la Navidad”.

Sin embargo, fijar el horizonte en Navidad podría llevarnos a cometer el mismo error que en el mes de junio y es que, según un estudio publicado en la revista británica The Lancet, España ha optado siempre por una reapertura “demasiado rápida”, lo que ha facilitado que se produzcan nuevos rebrotes.

En esta línea, el Director del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Fernando Rodríguez Artalejo, aclara que es “muy pronto” para poder hacer un pronóstico al respecto. Una opinión similar a la que expresa Javier Urra quien, aunque no se pronuncia directamente sobre la posibilidad de salvar la Navidad, hace un llamamiento a salvar el espíritu navideño “redoblando el esfuerzo  para  sobreponerse  a la melancolía,  tristeza  y  dificultades”.

Por su parte, la epidemióloga  y actual Coordinadora del Máster en Investigación y Cuidados de Enfermería en Poblaciones Vulnerables, Pilar Serrano Gallardo, sí se posiciona en contra de que podamos tener unas navidad “normales”.

 “Es altamente improbable, dado que en el mejor de los casos, controlando la transmisión del virus y consiguiendo disminuir las tasas de incidencia a valores correspondientes a niveles de riesgo bajo,  el virus seguiría circulando, por lo que  romper con las medidas de seguridad volvería a desencadenar múltiples brotes”, destaca.

En cualquier caso, y a pesar de que la incertidumbre vuelve a verse protagonista de cara a una época siempre señalada, hay una máxima que se mantiene junto al virus y que, a día de hoy, sigue siendo la única afirmación en la que ciudadanos, políticos y expertos coinciden: protegerse a uno mismo para proteger a los demás.