Noche histórica al sur de Italia, en la ciudad de Nápoles. El equipo de Luciano Spalleti ganó su tercer ‘Scudetto’ 33 años después. Sí, han leído bien, 33; el número que Fernando Alonso ha convertido en religión incluso para quienes no son amantes de la Fórmula 1 o la edad de Cristo. Una cifra que Maradona bajó desde el Olimpo del fútbol para hacer a su antiguo club campeón, y es que la última vez que el equipo fue el mejor del torneo nacional italiano El Pelusa estaba sobre el campo.

Y todo el pueblo cantó... ¡Maradó!

No hubo entrega de premios, porque la hazaña llegó con cinco jornadas de antelación, como si los herederos de El Diego tuvieran prisa por certificar algo que por el desarrollo de la temporada parecía predestinado a llegar, fin de semana antes, fin de semana después. No fue una victoria, ni siquiera en su casa, pero Údine bien parecía el pasado jueves el viejo San Paolo, plagado de camisetas azules. En lo que respecta al partido, no fue el mejor de la Serie A para el Nápoles, pero resultó suficiente para empatar un encuentro que iba perdiendo con el Udinese hasta cerca del minuto 60, cuando Osimhen perforó la portería del equipo local. 22 goles, un ‘Pichichi’ en el bolsillo y un alirón a falta de media hora de juego.

La temporada napolitana ha ido de más a menos para un club que llegó a encadenar 15 jornadas sin perder. Los fantasmas del pasado que pudieron despertar en algún momento con tres empates en cuatro partidos y una eliminación de Champions contra el Milán mediante quedaron en eso y cedieron el testigo a las nuevas glorias. Éstas, con el apoyo de una afición entregada y el eterno 10 de Argentina -que este año también respaldó a los muchachos de la albiceleste para ganar el Mundial- han quedado encarnadas para siempre en los Kvaratskhelia y compañía.

El Nápoles, campeón de liga (2)

 

Un equipo desde los cimientos

La historia de los equipos viene acompañada de lo que fue y lo que ha sido, también lo que representa la ciudad y sus hinchas. No siempre es así y cabe destacar que es importante separar deporte de otras cuestiones, pero no por ello hay que dejar de destacar aspectos importantes y los ejemplos, cuando estos son a seguir.

El Napoli es precisamente un caso fehaciente de lo último, ya que más allá de su leyenda a finales de los 80 y principios de los 90 -cuando alcanzó su esplendor- el club ha ido in crescendo en los 2000, concretamente a partir de 2004, año en el que lo compra el productor de cine  Aurelio de Laurentiis. A partir de aquí, el cineasta lo salvó de la quiebra en tercera división y lo ha llevado a ganar tres Copas (2012,2014 y 2020) y una Supercopa (2014), pero le faltaba el broche de oro, que ya también es suyo. A decir verdad, la joya última pasaría por un título europeo que, no se sabe si algún año llegará, aunque es de justicia señalar que cada temporada el club deja, cuanto menos, su huella en el continente.

 
El Nápoles, campeón de liga. EP

No todo fue fiesta

La celebración se alargó hasta altas horas de la madrugada. Bengalas, banderas y proclamas guardadas en el armario durante años de muchos nervios y más paciencia culminaron en la alegría desbordada, y es que Nápoles sabe de muchas cosas, pero son maestros en esto de celebrar. Sin embargo, la noche eterna quedó también empañada por episodios que nunca gusta ver.

Un joven de 26 años murió en el hospital Cardarelli, donde había sido trasladado a causa de una herida de bala. En una línea similar, según medios locales al menos otros tres aficionados resultaron heridos por la misma razón en la plaza Garibaldi, cerca de la estación central; mientras que tres más sufrieron quemaduras de petardos o bengalas.