El fundador de la Legión, nació, como Franco, en Galicia un 5 de julio de 1879.  Además de militar, hizo carrera política al amparo del dictador, siendo procurador en las Cortes franquistas entre 1943 y 1954.​ Gran amigo personal de Francisco Franco, este lo nombró responsable del Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria. Pero tuvo mucho más recorrido político, siempre a la sombra del “Caudillo”, denominación, esta de caudillo, que atribuyen al propio Millán-Astray.

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid a la que se acogió el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, para cambiar el nombre de la calle Maestra Justa Freire en octubre de 2021 por el de General José Millán Astray, negaba que el militar “participara en la sublevación militar, ni tuviera participación alguna en las acciones bélicas durante la Guerra Civil, ni en la represión de la Dictadura”. Ahora, de nuevo, Almeida, se agarra a ese argumento, equívoco históricamente, para participar en la inauguración en la capital de España de una estatua de tres metros de la Legión con una loa a Millán-Astray.

Ello ha llevado a sus defensores, a la derecha y al propio alcalde Almeida, a justificar que se mantenga. Un hecho, falso de toda falsedad desde el rigor histórico, el hecho de que el fundador de la Legión no participase en el golpe de Estado ni fuese colaborador del franquismo. Nada más lejos de la realidad. Millán-Astray desempeñó un papel enormemente relevante durante la sublevación militar del 36 desde el inicio de la rebelión. De hecho, el amigo de Franco se instaló con el dictador en el palacio de Yanduri de Sevilla. Desde ese lugar se dedicó a elogiar y ensalzar las “virtudes” de Franco y del asalto militar a la democracia.

El Goebbels de Franco

El “premio” de Franco a la lealtad de su paisano fue nombrarlo Responsable de la Oficina de Prensa y Propaganda en Salamanca. Desde ese puesto también creó Radio Nacional de España como herramienta de publicidad de los sublevados. Fue, por tanto, el homónimo de Joseph Goebbels, el gran intoxicador y responsable de la propaganda del régimen nazi. Y es que este coronel no solo era amigo de Franco, paisano gallego y de ascendencia castrense, sino que era un enorme admirador del tirano y, sobre todo, amigo. Con cierto paralelismo con el genocida Queipo de Llano, se puede destacar su afición también a ser comentarista radiofónico durante la Guerra Civil.

“Novios de la muerte”

Admirador como Franco, de la Legión Francesa, viajó a Argelia para conocer este cuerpo a fondo y adaptarlo a España. Siguiendo ese modelo galo, se crea en 1920 el Tercio de Extranjeros, más tarde bautizado como La Legión. El origen humilde de sus integrantes, personas sin nada que perder y con desdén a perder la vida, hizo que se les conociera como “novios de la muerte”. A ese objetivo militar se dedicó Millán-Astray desde la fundación de esta unidad militar, a dirigir y consolidar un ejército colonial de violentas acciones contra los rebeldes del Rif, usando la decapitación como arma de la guerra y utilizando armas químicas contra la población.

“¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!”

De su díscolo carácter, es muy conocido el hecho acaecido en la Universidad de Salamanca frente al entonces rector, Miguel de Unamuno, el 12 de octubre de 1936. Tras discutir durante el acto del Día de la Raza y de manera pública, el coronel gritó “¡Viva la muerte! ¡Muera la inteligencia!”, una demostrada amenaza de muerte hacia el escritor. La contestación del filósofo vasco fue otra frase para la historia, “Venceréis, pero no convenceréis”.

Ideológicamente, a Millán-Astray se le puede considerar como un fascista convencido, germanófilo admirador de Hitler, seguidor de Mussolini y amigo leal a Franco y a su nuevo régimen autoritario.

Millán-Astray reunía lo mejor de cada casa como para reponerle una calle en el Madrid de la democracia de 2022. Un fascista que, junto a unos abuelos, se enfadaron y terminaron en una pelea, con otros abuelos, llamada guerra civil.