El Gobierno de España estudiará si las palabras del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, sobre Millán Astray vulneran la recientemente aprobada Ley de Memoria Democrática. Las declaraciones que el primer edil madrileño pronunció sobre el golpista levantaron auténtica polvareda y se llevaron los reproches de la inmensa mayoría de los oyentes y de la oposición. Ahora, la pregunta que sobrevuela sobre ellas es si son constitutivas de delito.

¿Qué dice la Ley?

Por el momento, la Secretaría de Estado de Memoria Democrática se encuentra estudiándolas para comprobar si vulneran alguno de los principios que rige el texto al que tanto PP como Vox se opusieron. La vista queda puesta, en concreto, sobre el artículo 38 del documento, siendo este aquel que considera actos contrarios a la memoria democrática los que “entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas o de sus familiares, y supongan exaltación personal o colectiva, de la sublevación militar de la Guerra o de la dictadura, de sus dirigentes, participantes en el sistema represivo o de las organizaciones que sustentaron al régimen dictatorial”.

Dicho punto contempla asimismo que “si en la celebración de un acto público de esa naturaleza se advirtieran hechos que pudieran ser constitutivos de delito, las autoridades competentes pondrán los mismos en conocimiento del Ministerio Fiscal”.

Almeida niega las “loas”

El responsable primero de Cibeles decía lo siguiente en el momento de inauguración del monumento en honor a este cuerpo del Ejército: “Somos conscientes de que en Madrid no hay acuartelamientos de la Legión, pero eso no quiere decir que en Madrid desde hace tiempo no se rinda tributo de admiración a la Legión, y esos tributos están también a lo largo y ancho de la ciudad de Madrid: en el barrio de El Tercio, en el distrito de Carabanchel, la calle dedicada al fundador de la Legión, General Millán Astray, al comandante Fontanes, el legionario Queija de la Vega..”. Y así continúo el líder popular enunciando algún nombre más para cerrar sus discurso al grito de “¡Viva la Legión! ¡Viva el rey! y ¡Viva España!”.

Almeida reculó instantes después y expuso que no había lanzado “loas” al militar golpista, sino que había “hecho mención” a una calle “cuya legalidad avala la Justicia”. En este sentido, cabe también destacar que fue bajo su gobierno cuando se incluyó en el callejero de Madrid la placa de General Millán Astray, que sustituyó a la de la maestra Justa Freire.

Las derechas, en contra de cambiar las calles franquistas

Si bien es cierto que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) resolvió la sentencia a favor de los familiares que, paradójicamente, se ampararon precisamente en la Ley de Memoria Histórica del momento, también lo es -y así lo afean desde los grupos progresistas- que el PP pudo haber recurrido y no lo hizo.

Hace apenas unas semanas PSOE y Más Madrid presentaron una propuesta ciudadana que pedía la restitución de la nomenclatura que mantenía el pasado equipo de Gobierno de Manuela Carmena y que el actual Ejecutivo repuso con nombres franquistas, pero se toparon con el voto en contra de toda la derecha, también de Ciudadanos, que se abstuvo en 2017 cuando la cuestión había sido sometida a votación en la Cámara.

¿Quién fue Millán Astray?

En contra de lo que algunos todavía defienden, Millán Astray fue un golpista que siempre estuvo del lado del bando sublevado, aunque su historia dentro del Ejército empieza a forjarse antes.

Fue testigo de la decadencia española tras el conocido como desastre del 98, cuando se pierden Cuba y Filipinas. Durante la guerra de Marruecos su cuerpo queda enormemente mutilado, siendo esta una cuestión no menor, ya que también forjó con ello su leyenda hacia un sector de la sociedad.

Tras combatir en Filipinas de manera voluntaria funda la Legión en 1920, en medio de la guerra con Marruecos e inspirándose en la Legión Extranjera francesa. Hizo suyos los ya famosos lemas “¡Viva la muerte!” y “A mí la Legión”. Acérrimo defensor de Franco, su historia más conocida es la que tiene también como protagonista al escritor Miguel de Unamuno, quien se atrevió a plantarle cara en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. El autor sentenció aquello de “Venceréis, pero no convenceréis”, mientras que el militar redujo su discurso a un “¡Viva la muerte. Muera la inteligencia!”. La escena queda recreada por, entre otros, Alejandro Amenábar en Mientras dure la guerra.

Fundador asimismo de Radio Nacional de España, ocupó entre septiembre de 1936 y enero de 1937 el puesto de jefe de la oficina de prensa y propaganda del bando sublevado y pasó también a la historia, ya alejado del campo de batalla, por sus discursos antisemitas y contra la República desde los micrófonos.

Cuando acaba la Guerra Civil, el dictador le designa como procurador en las Cortes durante cuatro legislaturas y sigue liderando el Cuerpo de Caballeros Mutilados de Guerra por la Patria. Fallece en 1954 y es enterrado en el cementerio de la Almudena.