En los meses de calor, la protección solar se convierte en una rutina imprescindible. Cremas con alto factor de protección, gafas de sol, ropa ligera… Son muchas las herramientas que utilizamos para blindarnos frente a la radiación ultravioleta. Sin embargo, pocos tienen en cuenta que la alimentación también puede desempeñar un papel decisivo en esta tarea.
Una dieta adecuada no solo ayuda a preparar la piel para la exposición solar, sino que también contribuye a reparar el daño cutáneo en caso de quemaduras leves. Nutrientes como los betacarotenos, el licopeno o la vitamina C, presentes en frutas y verduras de temporada, actúan como escudos antioxidantes que refuerzan la salud cutánea desde el interior.
La piel también se cuida desde el plato
"La alimentación tiene un papel crucial tanto en la prevención como en la recuperación de una quemadura solar", afirma Clara Yela Salguero, dietista-nutricionista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, hospital integrado en la red pública sanitaria de la Comunidad de Madrid (SERMAS). En este sentido, la elección de los alimentos adecuados puede marcar la diferencia entre una piel vulnerable y otra más resistente a los efectos nocivos del sol.
Los antioxidantes son compuestos que ayudan a neutralizar los radicales libres generados por la exposición solar, que son responsables del envejecimiento prematuro y de daños celulares. "Las frutas y verduras ricas en antioxidantes ayudan a contrarrestar el daño celular que produce la radiación ultravioleta", explica la doctora Yela.
Entre estos alimentos destacan los ricos en betacarotenos, pigmentos naturales presentes en productos como las zanahorias, calabazas o boniatos. "Los betacarotenos presentes en zanahorias, calabazas o boniatos tienen un efecto fotoprotector", indica. Estos compuestos no solo ayudan a mejorar el tono de la piel, sino que aumentan su resistencia al sol.
El licopeno, otro antioxidante potente que se encuentra en el tomate, también aporta beneficios en este sentido. "El licopeno, un antioxidante que se encuentra en el tomate, también puede mejorar la resistencia de la piel al sol", asegura la nutricionista.
La vitamina C, conocida por su papel en el sistema inmunológico, también es esencial para la piel: "Una dieta rica en vitamina C favorece la regeneración de la piel y refuerza el sistema inmunológico".
La hidratación, clave en días de sol
La exposición prolongada al sol provoca una pérdida significativa de agua corporal, lo que puede derivar en deshidratación y afectar al estado de la piel. "Es fundamental mantener una buena hidratación para contrarrestar la pérdida de agua que provoca la exposición solar", advierte Yela.
En este contexto, el consumo de agua debe incrementarse durante los meses de calor. Además, conviene evitar sustancias que aumenten la deshidratación, como el alcohol: "Las bebidas alcohólicas pueden empeorar la deshidratación y dificultar la recuperación de la piel".
No todos los alimentos son beneficiosos cuando se trata de cuidar la piel tras una quemadura solar. Algunos, como los ultraprocesados o los ricos en azúcares añadidos, pueden favorecer la inflamación y ralentizar la regeneración cutánea. "Tras una quemadura solar, debemos evitar alimentos ultraprocesados o con alto contenido en azúcares añadidos", recomienda la doctora.
Tampoco son aconsejables las dietas muy restrictivas, frecuentes en esta época del año por motivos estéticos: "Hay que evitar las dietas restrictivas o milagro, ya que pueden debilitar la capacidad del cuerpo para reparar los tejidos".
Otros nutrientes que ayudan a sanar
Además de los antioxidantes, hay otros componentes que pueden acelerar la recuperación de la piel dañada por el sol. "Una alimentación rica en grasas saludables, como el aceite de oliva virgen extra o los frutos secos, ayuda a mantener la integridad de la piel", señala Clara Yela.
Las proteínas también juegan un papel central en este proceso: "Las proteínas son esenciales para la reparación de los tejidos dañados". En este sentido, conviene incluir en la dieta pescados, huevos, legumbres o carnes magras.
Por último, ciertos minerales tienen propiedades antiinflamatorias y regeneradoras que resultan muy útiles tras una quemadura. "Los alimentos ricos en zinc y selenio tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ser beneficiosas tras una quemadura solar", apunta la especialista.
Alimentación y fotoprotección, una combinación ganadora
La nutrición no reemplaza al protector solar, pero sí puede actuar como un refuerzo interno que aumente su eficacia. "No existen alimentos que sustituyan el uso del fotoprotector solar, pero una buena alimentación puede potenciar su efecto", destaca Yela.
De hecho, cuidar lo que se come y se bebe puede tener un impacto directo en la salud cutánea a largo plazo. "La exposición solar es acumulativa, por lo que debemos cuidar la piel y la alimentación durante todo el año, no solo en verano", concluye la dietista-nutricionista.
Porque, aunque el sol sea fuente de vida y energía, también puede convertirse en un enemigo silencioso de la piel si no se toman las precauciones necesarias. Y en esa batalla, lo que se pone en el plato puede ser tan importante como lo que se aplica sobre la piel.