Julia, Carmen, Julián y Ángel. Nombres como otros muchos que han quedado grabados en el desastre humanitario que se vivió en las residencias de mayores de Madrid durante los peores momentos de la pandemia del coronavirus siendo, a la par, nombres que permanecerán por siempre en la memoria de sus familiares que, aún hoy, siguen sin poder cerrar la herida. “Siempre están en nuestra mente, su recuerdo no se va a olvidar y, muchísimo menos, la forma tan cruel que han tenido de irse”, reitera Ángela Ruiz, hija de dos fallecidos de la residencia La edad de oro en El Álamo.

Desde aquel 8 de marzo de 2020 en el que las puertas de estos centros se cerraron para no volver a abrirse hasta que la tormenta no se tornó en calma, cientos de familiares no pudieron dar su último adiós a sus seres queridos que, de un día para otro, se fueron. “No me permitieron verle nunca, lo único que encontré de mi padre era un féretro cerrado y una hoja con su nombre. Te quedas con la pena, no era su momento, todos murieron de una forma muy indigna”, lamenta Puri Prieto, que perdió a su padre el 2 de abril de 2020, quien vivía en la residencia de Adolfo Suárez de Madrid.

“Mi madre muere el 8 de abril de 2020 y lo último que tuvimos de ella fue la urna con las cenizas. Murió en absoluta soledad y a nosotros no nos dejaron ni acercarnos. Fue un trato horrible, el dolor de la muerte se une al de cómo lo gestionaron”, relata a ElPlural.com Ángela Arreba sobre el trato que se le prestó a Julia en la residencia Amavir de Arganzuela. “Nuestro dolor es cómo pudo entender ella que, al haber estado siempre rodeada de sus hijos y nietos, de pronto, dejásemos de aparecer en su vida. Sufres por el sufrimiento que ella tuvo, desconoces cómo fueron sus últimos días”, rememora.

A pesar de las continuas insistencias de los familiares que, por una vía o por otra, intentaron contactar con sus seres queridos, algunos no tuvieron opción ni tan siquiera de poder despedirse brevemente por teléfono o con una visita a través de cristales y mascarillas. Prieto recuerda cómo la doctora de la residencia incluso le llegó a decir que ayudarían a su padre a descansar en paz: “Tienen que ayudarle a vivir, no a morir”, protestó aquellos últimos días.

"Falta de ética y moralidad" en la gestión de Ayuso

Por todos es conocida la decisión del Gobierno de la Comunidad de Madrid de no derivar a los enfermos de las residencias a los hospitales más cercanos. Al llegar a su fin la crisis sanitaria, se contabilizaron 7.291 muertes en estos centros de toda la región. “A la señora Ayuso se le llena la boca de que salvaron muchas vidas, pero ni tan siquiera puso un pabellón para la gente que necesitaba ir a un hospital, los dejó allí metidos hasta que murieron. No se acordó de ellos. La gente que tuvo el coraje del Gobierno de dar esa orden, de prohibir que saliesen de las residencias, que ahora sean valientes y que asuman que se equivocaron y que costó la vida de miles de mayores”, condena Prieto al recordar el caso de su padre, de 89 años que, además de las complicaciones que le supuso el coronavirus, tenía patologías previas de corte intestinal que precisaban de medicación periódica.

Arreba, por su parte, tilda de “protocolo de la muerte” la gestión de la líder madrileña: “Negaron la posibilidad de derivarlos a un hospital por el mero hecho de ser mayores. Es de una inhumanidad, falta de ética y moralidad que no concibo, en los políticos menos”, condena.

Cada caso es un mundo, y el de Ángela Ruiz y su hermana es uno de los que más despierta la empatía a aquellos que las escuchan. Tras la dolorosa muerte de su madre, Carmen, su marido, que también vivía con ella en el centro La edad de oro, se vio inmerso en el duelo y en la soledad de tener lejos a sus hijas y, por ello, cayó en una depresión por la intentó quitarse la vida y tuvo que ser derivado a psiquiatría. A su salida, y por prescripción médica, Ángel sí que pudo gozar de la compañía de sus hijas, aunque estas lucharon contra viento y marea teniendo que dar explicaciones a la residencia de la necesidad de sus visitas: “Tuve que hacer una carta para que quedara constancia para la Comunidad de Madrid de que habíamos entrado bajo nuestra responsabilidad, porque la residencia se escudaba en que lo había pasado muy mal con el coronavirus para que éste entrase de nuevo”, recuerda, una misiva que, a día de hoy, no ha recibido respuesta.

El shock ante las declaraciones de Ossorio: “Cuando las oí, me eché a llorar”

Yendo un paso más allá, el Gobierno autonómico ha vuelto a poner sobre la mesa la situación de las residencias de mayores, aunque de una manera que le ha costado duras críticas: “Los familiares ya lo han superado y volver a esto, por interés electoral, no es procedente”, sostuvo el vicepresidente del Ejecutivo de Ayuso, Enrique Ossorio, al ser preguntado por la cuestión. Unas palabras que han reabierto aún más las heridas y los negros recuerdos de todas esas personas que continúan reclamando justicia.

“Cuando las oí [las declaraciones], me eché a llorar. ¡Cómo se puede tener la indecencia de hablar en nuestro nombre!”, condena Arreba con la voz quebrada al otro lado de la línea. “Esto no se olvida, está contigo. Te queda la rabia y el dolor de cómo se hicieron las cosas. La herida es tan profunda que no la puedes cerrar, te queda el dolor de si sufrieron, de por qué se hizo así, muchos podrían haberse ido a un centro sanitario y podrían estar vivos hoy en día”, enfatiza Prieto.

“Es muy doloroso ver que tenemos unos políticos que les importamos una mierda y ver que todo lo que ha pasado no ha valido de nada. Toda la gente que ha muerto en las residencias son los que levantaron este país, los que han formado los derechos que tenemos ahora. Todas estas personas han fallecido por nada, porque las residencias siguen igual”, prosigue la condena de Ruiz.

Teniendo como telón de fondo todas estas reclamaciones, por ello se han sucedido durante los últimos meses multitud de manifestaciones que reclaman un modelo de residencias distinto que incluya un mejor trato a nuestros mayores, así como más material humano y sanitario para atenderles.

La Fiscalía toma cartas en el asunto

Finalmente, y más de dos años después, la justicia ha empezado a responder a las numerosas peticiones de los familiares de seres queridos fallecidos en las residencias. Este viernes, la Fiscalía General del Estado ha dado la orden a todas las fiscalías de garantizar que todas las personas afectadas sean escuchadas, siendo sus declaraciones tomadas en cuenta para todos los procedimientos penales vigentes: "Es preciso adquirir un conocimiento detallado y analizar con exhaustividad la situación actual y el devenir de los procedimientos penales puestos en marcha, en relación con los fallecimientos acaecidos en las residencias de la tercera edad como consecuencia de la enfermedad del Covid-19", argumenta el Ministerio Público.