La vulneración de los derechos laborales entre los jóvenes dentro del mercado laboral es más que una realidad de la que ningún sector se salva, ni incluso el público. Jornadas laborales que superan lo establecido, salarios irrisorios, horas extra sin cobrar... Una serie de condiciones, en definitiva, que les condenan a vivir entre la inestabilidad y la precariedad continua. Esto les es más que familiar a los Médicos Internos Residentes (MIR) quienes en los últimos días han protagonizado la actualidad por sus convocatorias de huelga en diferentes territorios del estado. “La pandemia de la Covid-19 ha sido la gota que ha colmado el vaso. Estamos sacando adelante muchísimo trabajo. Tenemos la misma carga de trabajo en las guardias que un médico adjunto. Todo esto nos dio impulso para movilizarnos”, denuncia Enrique Cuñat, portavoz del Comité de Huelga en Valencia y médico residente en el hospital Doctor Peset. 

Los médicos residentes valencianos llevan en huelga desde el pasado 21 de julio y de momento no tienen intención de desconvocarla, a diferencia de lo que ha ocurrido ya en otras comunidades autónomas como Madrid y Murcia, donde sus compañeros sí han conseguido arrancar compromisos de sus respectivos gobiernos autonómicos. Cuñat reconoce que les está sorprendiendo la actitud del Gobierno valenciano ante sus reivindicaciones y la falta de “voluntad de negociación” en estas tres últimas semanas de huelga. “En la Comunidad de Madrid han hecho reuniones con el Comité de Huelga y han ido avanzando. Ayuso se ha reunido con los MIR. Nosotros, en cambio, vamos retrocediendo. Solo hemos hecho una reunión formal y ninguna con la propia consellera, Ana Barceló”, lamenta. 

Por su parte, la Conselleria de Sanitat esta misma semana creó el Foro de Negociación con el objetivo de poner fin a este conflicto. No obstante, esta iniciativa no ha sido bien recibida por los MIR valencianos puestos que el Comité de Huelga de Valencia no tiene representación en este foro. “La situación de la representación sindical de los MIR es muy compleja. Hay tres comités de empresa, uno por cada provincia, con elecciones cada cuatro años, justo el tiempo que dura nuestra residencia. Esto impide muchas veces poder formar un órgano autonómico”, indica Cuñat. 

Sin embargo, la consellera de Sanitat, Ana Barceló, recriminó ayer, en la rueda de prensa que ofrece cada tarde -para dar a conocer las cifras de la COVID19, a los MIR que “hayan empezado la huelga antes de empezar a hablar”. Barceló insistió en que la única forma de poder negociar es a través del Foro de Negociación porque el Comité de Huelga de Valencia “no puede asumir la representación de las provincias de Alicante y Castellón”. “Estamos dispuestos a negociar; siempre lo hemos hecho en cualquier conflicto. Pero tienen que reconocer el foro autonómico porque es lo que nos dice la Abogacía de la Generalitat”, insistió. 

Frente a estas discrepancias, en los últimos días los MIR han buscado otras vías como reunirse con los diferentes grupos parlamentarios de Les Corts Valencianas y también han enviado una carta al presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, solicitándole una reunión. “Nuestros compañeros de Madrid nos decían, vosotros lo tenéis más fácil porque tenéis un gobierno progresista. Pero para nada está siendo más fácil. Estamos atónitos. Esperábamos al menos poder negociar, algo que nos parece básico”, critica Cuñat. 

Para Ana, médico residente en Alcoy, no comprende porque el Botànic se está “enrocando tanto” en reconocerles sus derechos. “Hemos sido los que hemos sacado parte de esta pandemia. Estamos pidiendo cosas básicas como el derecho a descanso para no atender a los pacientes agotados y a base de cafés”, critica. Respecto al lío entorno a los comités de empresa, Ana considera que es una cortina de humo del gobierno valenciano para “echar balones fuera”. “Lo realmente triste aquí es que hayamos tenido que ponernos en huelga para reclamar nuestros derechos. El Gobierno puede legislar todo lo que pedimos sin enredar con los comités y sin nosotros tener que llegar a estos puntos. Para quitarnos días libres antes del estado de alarma no nos consultaron nada”, lamenta. 

Tanto Ana como Enrique coinciden en que cuando un médico MIR empieza con su residencia “normaliza” las duras condiciones que va a tener durante cuatro años. “Entras y ves cuál es la situación y te aguantas. Ves que no siempre estás supervisado, y que muchas veces esa formación que te prometen no llega. Te vas a casa y en lo último en que piensas es en montar una huelga porque estás agotada. Pero, al final aquí estamos. Los médicos no somos gente que va en yate, somos currantes”, sentencia Ana. 

Esta tesitura para la joven Ana demuestra que la sanidad española  “no es la mejor del mundo” sino que es simplemente “rentable a nivel económico” ya que funciona a base de personas con “vocación”. En este sentido, Cuñat también considera que los MIR son “mano de obra barata” para el sistema público de salud teniendo en cuenta que, además su salario base es poco más de1.000 euros euros brutos y con más de siete guardias al mes -el doble que realiza cualquier médico adjunto- . “Es absurdo que mis compañeros y yo, hayamos cobrado más durante la carrera con otros trabajos que teníamos que, ahora siendo médico”, indica.