No todo lo que parece amor realmente lo es. Y esto no solo hace referencia al amor romántico, sino también al que se puede sentir por la familia o por un amigo. La manipulación en las relaciones humanas está a la orden del día y reconocerlo es el primer paso para poder crear vínculos afectivos sanos.

El amor, o lo que si disfraza como tal, puede esconder comportamientos tóxicos que pueden atraparnos dentro de una dinámica dañina en la que nos sacrificamos a nosotros mismos y a nuestras relaciones con otras personas dando prioridad a una sola, que nos mantiene atados.

El love bombing es una de estas estrategias de manipulación propia de las relaciones de maltrato psicológico que pueden darse -y, de hecho, se dan cada vez de manera más habitual- en relaciones sociales como las amorosas o las familiares e incluso en situaciones más extremas como son las sectas.

¿Qué es el love bombing?

"El amor es ciego", una afirmación que nos acompaña desde que somos niños y que debería reformularse como "el amor nos deja ciegos", ya que es un sentimiento tan fuerte que nos lleva incluso a dejar de ver la realidad. Nos impide identificar como tóxicos comportamientos que a priori resultaban encantadores. Estos comportamientos pueden ser desde control hasta maltrato y sometimiento, pero pasan disfrazados de devoción, pasión o romanticismo. El love bombing se centra precisamente en esto último: el bombardeo incesante de amor que parece honesto e incondicional pero que esconde la manipulación más vil.

A pesar de que el nombre de esta práctica no es muy conocido, desgraciadamente está muy presente en nuestra sociedad, en relaciones de amistad, familiares o de pareja. Cualquiera puede ser víctima o perpetrador de este tipo de manipulación.

El origen del término

Love bombing significa, literalmente, bombardeo de amor. Fue acuñado en los años 70 por los miembros de una secta estadounidense conocida como Unification Church of the United States. En ese momento, se utilizaba el concepto para explicar cómo los miembros de la secta, particularmente los líderes de esta, engatusaban o embaucaban a sus seguidores a través de sobredosis de afecto. Lo que provocaba que las víctimas solo se sintieran protegidas y a salvo a través de estas muestras desproporcionadas de cariño y afecto, y de esta forma, empezaran a rechazar un mundo exterior que de pronto les resultaba más hostil.

Un 'bombardeo de amor' muy alejado del amor verdadero

El ritmo de cada relación es distinto y no siempre que dos personas empiezan a sentir algo rápidamente la una por la otra es indicativo de manipulación. Sin embargo, aunque a los ojos de una tercera persona pueda resultar muy similar el desarrollo apresurado de una relación y el love bombing, nada tienen que ver en la realidad. 

En el primer caso los sentimientos son mutuos y se desarrollan de manera natural, en cambio en el love bombing la persona que desarrolla la técnica lo hace de forma intencionada con un objetivo. Es decir, una persona intenta embaucar y seducir a otra "enganchándolo" a través de estrategias conscientes para generar dependencia del amor, si es que podemos llamarlo así, que le da "incondicionalmente".

Por esto no se puede considerar que la relación se dé naturalmente como consecuencia directa de sentir amor, sino que es una relación de desigualdad que nace a causa de carencias personales, baja autoestima, inseguridades o incluso la necesidad de "atrapar" a otra persona que "nos completa", en vez de complementarnos.

¿Cómo se desarrolla?

Para entender el love bombing es preciso comprender que nuestro comportamiento en las relaciones sociales suele estar supeditado a las consecuencias de nuestro entorno. Si observamos tras comportarnos de una determinada manera que obtenemos ciertos beneficios sociales y emocionales, como son los abrazos y las palabras de apoyo, es muy probable que perpetuemos esta conducta.

¿Cómo relacionamos esto con el love bombing? Pongamos un ejemplo: si conoces a alguien que te bombardea con amor, ya sea romántico o en un contexto de amistad, y te llena de halagos e incluso de recompensas, tendrás la sensación de que su comportamiento es tan dulce y agradable hacia tu persona que querrás dedicarle más tiempo, dándole prioridad porque el trato que te da es excepcional.

Probablemente, al dedicarle más tiempo a esta persona que te bombardea con su "amor" descuides otras relaciones sociales que también eran importantes en tu vida, entrando en una dinámica en la que te apartas de los demás buscando incansablemente esa recompensa emocional que te reconforta tanto.

Puede ser de manera gradual o puede ser de golpe, pero el bombardeo cesa en algún momento, y aquella persona que al inicio de la relación recompensaba con sus cumplidos, sus gestos amables y su apoyo incondicional, ahora se limita a responder brevemente o ni siquiera se molesta en eso y su contestación es el distanciamiento y el silencio.

Lo más coherente en ese punto sería dejar de buscar la recompensa que ya no llega, reduciendo poco a poco los comportamientos que antes se premiaban. Sin embargo, el amor no es lógico, y como si de un adicto se tratase, la persona que está "enganchada" buscará la forma de que ese bombardeo de amor vuelva: interactuando aún más, dedicándole aún más tiempo, agotando las energías en que esa persona muestre atención.

Es entonces que el manipulador aprovecha la desesperación de la víctima que solo quiere sentirse "especial" de nuevo, recompensándole con un halago o un mínimo de atención, reforzando el comportamiento dependiente. Si todas tus energías se destinan a conseguir esos pequeños premios, la otra persona te tiene completamente apartada de tu mundo y perfectamente controlada.

Las fases del love bombing

Podemos decir que el bombardeo de amor puede dividirse en tres fases:

1. Idealización de la relación

Primero todo parece idílico. El manipulador hace creer a la víctima que ha conocido a alguien excepcional y perfecto que sabe valorarle. La relación fluye y es fácil. Todo es demasiado bueno para ser verdad, pero la víctima insiste en creer que es cierto, una ingenuidad aprovechada por el manipulador. 

2. Desaprobación y castigo

Más tarde, una vez que se ha establecido la dinámica, el manipulador comienza a utilizar otra técnica cuando considera que la víctima no se comporta de la manera que él -o ella- desea.

Por ejemplo, si la víctima se relaciona con otras personas -amigos o familia- o tiene un comportamiento autónomo, el manipulador se mostrará muy disgustado o decepcionado. Siendo este el momento exacto en el que el amor se transforma en control, dando comienzo la segunda fase del love bombing.

Recurriendo al victimismo, el manipulador se encarga de demostrarle a su víctima el daño que le han causado sus actos, haciéndole sentir muy culpable. Esta muestra de desaprobación es muy dolorosa para la víctima que ya está "enganchada" a la validación del otro. 

Aunque ninguno de sus actos han sido realmente irrespetuosos o dañinos para el manipulador, la víctima, engañada, se disculpa y rectifica de cara al futuro, recibiendo una recompensa por parte del manipulador que le devuelve el afecto y el cariño.

3. Agotamiento y descarte

Es inevitable que con el paso del tiempo se llegue a la tercera fase: el agotamiento. En ella la víctima puede liberarse de la dinámica tóxica que le atrapa o caer en un bucle terriblemente malsano y peligroso. Si consigue que su manipulador no vuelva a embaucarle de nuevo, a pesar de que este use todo su arsenal (bombas de amor) como en la primera fase o recurra al chantaje emocional más propio de la segunda, podrá cortar la relación de maltrato y empezar a recomponerse.

¿Cómo detectar esta dinámica para poder romperla?

No todas las personas que te halagan desde el inicio han urdido un plan malvado para controlarte, pero es cierto que esta estrategia es bastante común en muchos ámbitos relacionales de la sociedad.

Hay que tener en cuenta que existen personas que han aprendido a relacionarse de esta manera desde pequeñas y no son conscientes de que son tóxicas. Su interpretación del amor es la idolatría llevada al extremo, por lo que si alguien no les da la atención que quieren o que creen merecer se enfadan o consideran que ya no les quieren.

Aunque tampoco se puede desconfiar de todo el mundo. Sí hay buenas personas que sin segundas intenciones halagan y valoran a sus seres queridos. Y si tenemos a alguien así en nuestra vida, es motivo para estar agradecidos.

Por todo esto, puede resultar muy complicado identificar al manipulador, sobre todo al inicio de la relación, durante la primera fase de idealización. No obstante, hay algunos aspectos que son propios de este tipo de personas que buscan la manipulación, como pueden ser la presencia exagerada de halagos, regalos, detalles y atención desmesurada no merecida. Que pueden dar a entender un nivel de compromiso demasiado alto en comparación con el escaso tiempo que tiene la relación.

Los halagos incesantes y los regalos exagerados o repentinos hacen sentir a la víctima en deuda con el manipulador, impidiéndole decir que no y poner límites ante su "generosidad". Si llevas poco tiempo relacionándote con una persona no tiene sentido que se entregue a tanta velocidad, de una manera tan repentina y excesiva, haciéndote sentir que le debes algo por su amabilidad. 

Siendo cauto, observador y rodeándote de amigos y familia que te conocen y te quieren, estarás "más protegido" de este tipo de manipulaciones. Escuchar a las personas de tu vida, que te cuidan pero también son críticos contigo cuando es necesario, te hará mantener los pies en la tierra. Ellos te recordarán lo valioso y necesario de tu autonomía y tu libertad.