Nunca la alta costura tuvo una oportunidad tan importante para viajar por distintos países y continentes en los que la mujer es su principal protagonista. Los 24 vestidos donados por la World Fashion Week que allí se exhiben lucen espectaculares ante los ojos de todos aquellos que se damos cuenta de que esto es mucho más que una herramienta para contar la historia de esas mujeres: es una manera de generar empatía y sensibilidad ante una sociedad que, muchas veces, no pone la otra mejilla.
Empoderar a la mujer, una misión de todos
Paseando entre vestidos (piezas exclusivas diseñados por mujeres de los cinco continentes) nos encontramos con Mónica Batán, portavoz de Mundo Cooperante, quien nos cuenta la historia de todas las mujeres a las que tratan de dar una segunda oportunidad con acciones como ésta. “Siempre se ha hablado de la feminización de la pobreza como un problema global, pero ahora nosotros queremos hablar de la feminización del desarrollo”, comenta Mónica. “Queremos darle voz a esas mujeres para que sean las verdaderas protagonistas del cambio. Hay que empoderar a la mujer y no empobrecerla”, nos cuenta.
Cada vestido tiene una causa y una protagonista. Así, hemos conocido a grandes mujeres como Agnes Pareyio (África) elegida como mujer del año por Naciones Unidas en Kenia, cuya historia se muestra orgullosa al lado de un impresionante vestido rojo que representa a las mujeres africanas .
Una mujer de origen masai de esas que cambian el mundo de verdad. Una activista social que se dedica a visitar las escuelas de su comunidad para luchar contra la ablación del clítoris y así concienciar a los más pequeños sobre los trastornos físicos y psicológicos que produce esta tradición. Junto a ella, también luce en todo su esplendor el vestido de Colombia, representado por Rosario Doria, una gran mujer que decidió cambiar el rumbo de su vida para involucrarse en una iniciativa que ofrece oportunidades de futuro para los más pobres y excluidos, el programa de desarrollo de la organización Actuar por Bolívar.
España, la brecha salarial entre hombres y mujeres
A pesar de que la colección recorre historias de mujeres de países tan lejanos como Zimbabue, Senegal o Congo, no debemos irnos tan lejos para concienciarnos de que aquí, a la vuelta de la esquina, también existen problemas diarios a los que las mujeres tienen que enfrentarse cada día. El vestido que representa a España muestra la realidad de la brecha salarial entre hombres y mujeres que dificulta el acceso de ellas a altos puestos de responsabilidad en las empresas, por el simple hecho de ser mujeres. De las diferencias entre hombres y mujeres sabe mucho María Peláez, exnadadora olímpica española, especializada en el estilo mariposa con nada menos que 52 campeonatos españoles a sus espaldas: “Es una realidad que, a nivel de medios de comunicación, el deporte femenino tiene mucha menos repercusión y cobertura que el masculino. Las mujeres tenemos que esforzarnos mucho más que ellos, pero estoy segura de que algún día, conseguiremos ese punto de equilibrio que haga que todo sea mucho más igualitario”.
Las pulseras masái contra la mutilación genital femenina
Junto a esa pasarela que forman los vestidos de la exposición, brillan con luz propia las pulseras masái, la carta de presentación de Mundo Cooperante, elaboradas de forma artesanal en Kenia y Tanzania, siguiendo la tradición masái. Estas pulseras tienen un objetivo: generar una alternativa real de ingresos a antiguas mutiladoras y mujeres que hayan renunciado a la mutilación genital femenina (MGF).
Con tan sólo 5 euros (el precio de la pulsera) podemos ayudar a todas ellas a cambiar de vida y nosotros, al llevarla, podremos convertirnos en embajadores de la causa lanzando un mensaje de concienciación de tolerancia cero contra la MGF. Por eso, se han venido con nosotros a la redacción unas cuantas pulseras, para lucirlas pensando que las mujeres pueden cambiar el mundo, pero claro, igual para que eso pase, tenemos que cambiar nosotros también.
Información sobre la exposición aquí
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