Blake McFarlane, un joven de 11 años de edad, soñaba con convertirse en esquilador de altos vuelos. Tenía tanta ambición que a los 16 años decidió abandonar los estudios y ponerse a trabajar de sol a sol. Así las cosas, Mc Farlane se forjó la idea de que siendo un mozo bien espabilado podría establecer su propio récord, que había conseguido tras esquilar 137 ovejas.

Entrevistado por el periodista Clint Jasper, de la cadena Radio National, el joven soñador, que vive en Australia Occidental, en la localidad de Cranbrook, contaba que en poco tiempo lograría batir el récord esquilando 500 ovejas diarias con miras a dedicarse a la compra de tierras y ganado, y vivir así de la labranza el resto de sus días.

Respondiendo a las primeras inquietudes que tuvo cuando decidió dedicarse al oficio contestó que "fue una experiencia única hace cinco años, cuando entré en un cobertizo y me dieron la oportunidad esquilar la primera oveja". Entrando en detalles, contaba que no conocía en la comarca a ningún joven de su edad haciendo cosas parecidas y añadía: "Es un trabajo duro, muy duro, que requiere muchos sacrificios levantándose muy pronto por la mañana".

En este contexto, David Stuart, profesor australiano especializado en la psicología del ejercicio, sostiene que la labor de los esquiladores requiere tremendos esfuerzos por varias razones. En primer lugar, subraya que, de acuerdo a sus investigaciones, el índice de consumo de oxígeno es altísimo. Lo mismo ocurre, apunta, calculando la pérdida de calorías y fluido del cuerpo.

Además, haciendo comparaciones con otras labores que necesitan de grandes esfuerzos no ha tenido la oportunidad de llevar a cabo un estudio sobre los trabajadores bolivianos empleados en las minas de estaño. Pero Stuart se imagina que tendrían las mismas dificultades que encaran los esquiladores australianos o de cualquier otro país del mundo. 

Un trabajo sin complicaciones y de mucho dinero, si consigue hacerse bien


"Cortar el pelo" a las ovejas es una tarea sin grandes complicaciones, excepto que el trasquilador de turno, por descuido, cause daño o heridas al animal. En este sentido, dicen los expertos que el oficio requiere experiencia y, sobre todo, utilizando cuchillas o maquinaria eléctrica. Por otro lado, la lana de ovino se corta en una sola pieza, salvo el vellón de las patas y las colas que, a veces, suelen cortarse antes.

 Según las fuentes, por regla general un esquilador entrado en el oficio tarda dos o tres  minutos  por cada oveja. En el año 2016, el irlandés Ivan Scott estableció el récord mundial esquilando 867 en 9 horas. Pero, echando la vista atrás, hace 100 años el legendario Jackie Howe hizo lo nunca visto. "Cortó el pelo" sin maquinaria y poca luz a 321 ovinos en 7 horas y 40 minutos. 

Donald Boyd, quien vive en Australia Occidental y que durante gran parte de su vida ha estado estrechamente asociado con el mundillo de los esquiladores, comentando la noticia con ElPlural.com acerca del joven Blake Mc Farlane dijo que le conocía bien, dado que durante un periodo estuvo trabajando en sus cobertizos. Y añadió  que no  le sorprendería que en poco tiempo lograra sus objetivos y se convierta en propietario de tierras y ganado . Además, Boyd, que recibió honores y premios a través de la Asociación de la Industria de Esquiladores de Australia Occidental (WASIA), subrayó la habilidad y destreza deslumbrante del joven esquilador. 

En otro orden de cosas, en la conversación que mantuvo con este medio, Boyd puso el acento en la necesidad de trabajadores que, incluso sin conocer el oficio, serían bienvenidos en Australia Occidental. Él, como otros profesionales que se dedican a las faenas del campo necesitan hombres y mujeres en otras especialidades como la cosecha de la fruta que lleguen desde distintos países europeos, e incluso de España.

Por último, sentenció que si alguna persona estaba dispuesta a tomar en serio emprender las tareas del esquileo facilitaría toda clase de recursos para ello. Pero no todo lo que brilla es oro. A simple vista la oferta de Boyd es encomiable, pero según contaba Eloy Corral a ElPlural.com hay que tener mucho cuidado a la hora de aceptar trabajos como temporeros.

Corral, un español nacido en Ponferrada y con más de media vida dedicada a la crianza de vacas y ovejas en la localidad de Geelong, conocía de varios casos que se quejaron de las malas condiciones que sufrían y, a veces, "no les proporcionaban alojamiento, teniendo que dormir en el coche".       

El trasquileo abre puertas, de par en par, a mujeres para emprender el oficio

A pesar de las dificultades que entrañan las labores de cortar la lana del ganado ovino, poco a poco la mujer está entrando en este mundillo. La publicación australiana The Farmer informa que Nicky Guttler decidió abandonar la escuela para viajar a ultramar. Sin tener dinero en el banco buscó un trabajo al que raramente se alistaban las mujeres.

Así las cosas, lejos de mostrarse perezosa se metió en un cobertizo para aprender a pelar la lana de las ovejas. A continuación, comentaba que logró ganar suficiente dinero para viajar a Nueva Zelanda y a la isla de Tasmania, donde vivirá durante una temporada. Por último, Nicky, destacaba que los tiempos están cambiando y que ahora ver a una mujer en plena faena con ovejas en los cobertizos no es nada del otro mundo.

Dos casos anecdóticos de ganado ovino que perdieron el rumbo y reaparecieron con lana para “parar un tren”

En el año 1998, un carnero australiano que bautizaron con el nombre de Chris se extravió y reapareció de nuevo en 2005. Lo asombroso del caso fue que cuando esquilaron al ovino la lana pesaba 42 kilos, el doble de lo que pesaba la oveja. Además, el esquilador tardó 45 minutos en cortar el vellón, una tarea que por lo general lleva dos, o como máximo 3 minutos. 

Otro caso anecdótico fue Shrek, una oveja neozelandesa que se escondió durante seis años en una cueva y no dio signos de vida hasta el 2004. Cuando la encontraron estaba arropada con 27 kilos: lana suficiente para confeccionar 20 trajes.