La casa real británica prohibió a los "inmigrantes de color o extranjeros" desempeñar funciones en el palacio de Buckingham hasta finales de la década de 1960, al menos, según documentos recién descubiertos, cuyo contenido desvela el diario The Guardian.

La sombra sobre la discriminación racial en la familia real británica planea sobre Buckingham desde que Meghan Markle desvelara en una entrevista con Oprah Winfrey que durante su embarazo hubo "preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura" que podría ser la piel de su hijo Archie.

La reina, al margen de las leyes contra la discriminación

Según los documentos conocidos ahora, Buckingham negoció cláusulas controvertidas, que siguen vigentes hasta el día de hoy, eximiendo a la reina y su familia de las leyes que previenen la discriminación racial y sexual.

Los documentos, fechados en 1968, fueron descubiertos en los Archivos Nacionales como parte de la investigación en curso de The Guardian sobre el uso por parte de la familia real de un procedimiento parlamentario, conocido como el consentimiento de la Reina, para influir secretamente en el contenido de las leyes británicas.

Sólo como sirvientes

El diario cita el argumentario del entonces responsable financiero de la Reina, quien daba por "hecho" que "no era costumbre nombrar inmigrantes de color o extranjeros" para puestos de oficina. Sin embargo, esto sí era posible para "puestos domésticos ordinarios".

El diario británico no ha podido aclarar cuándo terminó esa práctica, ya que el Palacio de Buckingham se negó a responder preguntas sobre la prohibición y cuándo fue revocada, sólo dijo que sus registros mostraban que personas de orígenes de minorías étnicas estaban empleadas en la década de 1990 y que antes de esa fecha, no mantenía registros sobre los antecedentes raciales de los empleados.

Según relata The Guardian, en los años 60 del siglo pasado, el Gobierno laborista intentó introducir leyes que declararan ilegal negarse a emplear a una persona por motivos de raza u origen étnico, pero la reina ha permanecido exenta personalmente de esas leyes de igualdad durante más de cuatro décadas, lo que ha provocado la indefensión de las personas de minorías étnicas que trabajan en la casa real, que no pueden denunciar posibles discriminaciones.

La exención de la ley entró en vigor en la década de 1970, cuando los políticos implementaron una serie de leyes de igualdad racial y sexual para erradicar la discriminación.