Tal y como ha informado la BBC, una familia ha decidido sacrificar a una perra perfectamente sana para compartir sus cenizas con las de su dueña, fallecida unos días antes.

El terrible destino de Emma,una shih tzu, fue acabar siendo incinerada. A pesar de los intentos de un refugio de animales por salvar la vida del animal, los allegados de la fallecida consideraron más importantes los deseos de su familiar que la vida de la mascota.

La actual normativa de Virginia, donde han sucedido los hechos, recoge que las mascotas son propiedad de los dueños y obliga a los veterinarios a cumplir los deseos de estos.