"Espero que me respeten: soy gay". Este mensaje ha aparecido en la cuenta oficial de Iker Casillas, exjugador del Real Madrid y Selección Española. Una publicación que se ha convertido rápidamente en viral debido a la fama del deportista. 

Después de haber borrado el mensaje, pero con el revuelo ya montado y las críticas por los aires, el que fue internacional absoluto con la Selección Española desde 2000 hasta 2016 y capitán de la misma desde 2006 hasta su retirada ha informado de que su cuenta había sido hackeada. No obstante, el fuego ya estaba hecho, y la polémica no ha cesado, pese a este mensaje explicatorio.

Como con Cristiano Ronaldo

En cualquier caso, el mensaje ha provocado una repercusión solo similar a la que en junio de 2015 ocasionó la difusión de unas imágenes de Cristiano Ronaldo con un amigo mientras le agarraba por la cintura en Saint Tropez.

Unas fotografías en las que el exdelantero blanco bailaba en un yate con un grupo de compañeros y que sirvieron, como el tuit desde la cuenta de Iker Casillas, para reabrir el debate sobre la homosexualidad en el fútbol y que lamentablemente las redes sociales se llenen de comentarios homófobos; evidenciándose una vez más la homofobia y el machismo que impera en el deporte rey.

Sergi Enrich y Antonio Luna pasean de la mano en Nueva York.
 

Igual que con Piqué o con Enrich y Luna

En su día, el delantero portugués se limitó a criticar que la prensa se entrometiese en su vida personal. Una reacción similar a la que mantuvo el central del Barcelona Gerard Piqué cuando los medios deportivos publicaron "su acaramelada foto con Ibrahimovic”, o cuando muchos periódicos deportivos fueron a la ‘caza’ de Enrich y Luna después de que se filtrasen audios privados y fotografías en las que mantenían sexo de forma conjunta con una joven.

Entonces, salvo honrosas excepciones como la protagonizada por Josep Pedrerol, quien se dirigió a ambos jugadores desde ‘El Chiringuito’ para decirles que no se tenían que “disculpar de nada” porque era su vida privada; la mayoría de la prensa deportiva no dudó en sumarse a la ‘moda’ del ‘gay-shaming’ o el deporte de avergonzar a alguien por ser o parecer homosexual (aunque no lo sea y como si ser gay fuese algo negativo).

Se antoja complicado

Viendo la repercusión del tuit de Casillas, de la foto de Piqué o del vídeo de Luna y Enrich, se antoja complicado que un jugador de fútbol pueda reconocer públicamente que es homosexual. Poco o nada se ha avanzado desde 2009, cuando el por aquel entonces entrenador del Valencia, Unai Emery, afirmó: "Todo tiene un proceso. El mundo gay se está abriendo y todavía queda por abrir. El mundo del fútbol es complicado para abrir. Seguro que hay gays en este mundo, pero hay que superar alguna que otra barrera. Creo que queda mucho recorrido para que este mundo se abra”.

A este respecto, siempre conviene recordar el mítico momento protagonizado por  Bob Pop cuando en el programa de Buenafuente negó tajantemente la posibilidad de que un jugador fuese gay: “¡Todo el mundo sabe que no existen futbolistas gays! (…) Es por genética. El césped del campo te inhibe el gen gay”.

Encerrado en el armario

El fútbol sigue encerrado en el armario. En los últimos años solo apenas un puñado de jugadores profesionales han hecho pública su condición sexual en un mundo repleto de vejaciones, amenazas y vidas paralelas. Por el momento, el más conocido de todos ha sido el futbolista profesional australiano Josh Cavallo.

Algo que guarda estrecha relación con la presión que sufren los futbolistas del entorno y sobretodo, de los clubes y aficiones. La reconocida psicóloga deportiva, Patricia Ramírez, lo explicaba con claridad en su día: . “En el fútbol español estamos más preparados para aceptar la homosexualidad dentro del vestuario que en público. La presión siempre llega por fuera. La burla a la que pueden ser sometidos en campos rivales o en el propio pesa mucho. Todos los futbolistas tienen amigos homosexuales y hay mucho respeto. El problema llegaría cuando esto se explica abiertamente. Si en España no somos capaces ni de respetar a los árbitros, como se va a respetar a los homosexuales en el fútbol. Aquí a un jugador que no corre, el público le llama ‘nenaza’ y otras cosas por el estilo. La crítica, el insulto, la no aceptación puede afectar al rendimiento de un deportista de élite y, quizás, algunos prefieran mantenerlo en el anonimato”.

Pese a ello, en los últimos años se han producido pequeños avances en el fútbol español. Uno de los más significativos tuvo lugar en 2015 cuando el jugador del Atlético de Madrid -que de joven sufrió acoso cuando jugaba en el Real Madrid-, Saúl Ñíguez, se atrevió a lucir la bandera gay en los cordones de sus zapatillas. Su hoy compañero en el Atlético de Madrid, el internacional francés Antoine Griezmann, también ha sido de los pocos jugadores de primer nivel en dar un paso al frente contra la homofobia en el fútbol y afirmar que se sentiría "orgulloso" si un compañero de equipo anuncia públicamente que es homosexual y que lo apoyaría.

No se puede decir

Un proceso -el de salir del armario-, que se antoja complicado si se tiene en cuenta lo que desvelamos en ElPlural.com en julio de 2016: “Dos equipos de fútbol impidieron a sus estrellas reconocer su homosexualidad”.