El pasado sábado, el periodista deportivo Juan Antonio Alcalá (cadena COPE), denunció en el diario ‘El Mundo’ que un club de fútbol había negado a uno de sus jugadores salir del armario. 

“Hay una estrella mundial del fútbol que, a su manera, paso a paso, lentamente, con sus dudas, con sus miedos, intenta saltar ese muro que yo superé. Y en colaboración con la revista norteamericana ‘OUT Magazine’ he intentado un acercamiento a ese chaval, convencido como estoy de que en el año 2016 se dan ya las circunstancias para que la salida del armario de un futbolista de élite sea recibida con absoluta normalidad por la sociedad y por las empresas del marketing global (…) Ante mi amable insistencia, el último email remitido desde su club no pudo destrozarme más: 'Deja ya de insistir, Alcalá. No es posible lo que pides. En este club no hay maricones' (sic). Guardo el email, fechado el lunes 25 de abril, por si pudiera interesarle a algún juez experto en delitos de odio”, explicó Juan Antonio Alcalá.

 

Suma y sigue  
Lamentablemente, la reacción del club mencionado no es excepcional. Tal y como ha podido comprobar ELPLURAL.COM, un club de segunda división también ha negado a uno de sus estrellas salir este año del armario. El deportista, que años atrás jugó en Primera División, estaba dispuesto a reconocer públicamente su condición sexual. Deseo que ha sido frustrado por los dirigentes del equipo con el que tiene contrato.

Actitudes que demuestran lo poco que ha evolucionado el fútbol en materia de igualdad. Ya en el año 2008, antes de que la revista ‘Zero’ dejase de publicarse, un jugador aceptó posar para la revista, pero el club al que pertenecía le prohibió hacerlo, amenazándole con retirarle de la plantilla.

El exdirector de Zero, Miguel Ángel López, explicó así lo sucedido: “El jugador dijo que más adelante (…) Aunque con sus goles callarían muchas bocas, ninguno ha tenido los cojones suficientes para afrontar todo lo que se le vendría encima”.

 

Encerrados en el armario
El fútbol sigue encerrado en el armario. En los últimos cinco años solo cinco jugadores profesionales han hecho pública su condición sexual en un mundo repleto de vejaciones, amenazas y vidas paralelas. El más conocido de todos ha sido el exinternacional alemán, Thomas Hitzlperger, quien reconoció su homosexualidad tras retirarse, ya que nunca se atrevió a comentarlo en público en activo por miedo a ser reprobado. 

Algo que guarda estrecha relación con la presión que sufren los futbolistas del entorno y sobretodo, de los clubes y aficiones. La reconocida psicóloga deportiva, Patricia Ramírez, lo explicaba con claridad en declaraciones al diario ‘Sport’: “En el fútbol español estamos más preparados para aceptar la homosexualidad dentro del vestuario que en público. La presión siempre llega por fuera. La burla a la que pueden ser sometidos en campos rivales o en el propio pesa mucho. Todos los futbolistas tienen amigos homosexuales y hay mucho respeto. El problema llegaría cuando esto se explica abiertamente. Si en España no somos capaces ni de respetar a los árbitros, como se va a respetar a los homosexuales en el fútbol. Aquí a un jugador que no corre, el público le llama ‘nenaza’ y otras cosas por el estilo. La crítica, el insulto, la no aceptación puede afectar al rendimiento de un deportista de elite y, quizás, algunos prefieran mantenerlo en el anonimato”.

Pocos avances
Pese a ello, en los últimos años se han producido pequeños avances en el fútbol español. Uno de los más significativos se produjo en febrero de 2015, cuando toda la plantilla del Rayo Vallecano y los jugadores Saúl y Raúl Jiménez, del Atlético de Madrid, se atrevieron a lucir la bandera gay en los cordones de sus zapatillas. Una iniciativa que fue promovida por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) y que exceptuando las honrosas excepciones anteriormente citadas, fue ignorada por los grandes clubes deportivos de este país.