No hay hogar en España en cuyo botiquín no haya una caja de ibuprofeno. Este antiinflamatorio no esteroideo de acción rápida es uno de los recursos más habituales para tratar molestias como calmar el dolor, bajar la fiebre, reducir la inflamación…pero, ¿estamos haciendo un uso correcto de él?

Diversos estudios apuntan que, no sólo en España sino a nivel mundial, la gran mayoría de la población se considera más que capacitada para automedicarse cuando se habla de enfermedades comunes o leves como a las que nos referíamos anteriormente entre los usos más habituales del ibuprofeno. Sin embargo y aunque se dispense sin receta médica, el ibuprofeno es un medicamento y, como en cualquier otro caso, la prescripción médica es la única vía para garantizar un uso adecuado del mismo y ajustado a cada caso en concreto.

El Dr. José Manuel Luque Pinilla, jefe del Servicio de Medicina Interna del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, nos explica las principales consecuencias que puede tener para nuestra salud tomarlo de forma inadecuada. EN líneas generales, el consumo debe ser lo más breve posible y en dosis adecuadas. Aquí nos encontramos con un problema bastante común, el formato.

“Casi siempre”, explica el Dr. Luque, “la gente tiende a comprar el formato de 600 mg, que suele ser una dosis muy superior a la necesaria, que ronda los 1.200 mg al día (4 comprimidos de 400 mg)”. Otro problema suele ser la duración del tratamiento, si no hay supervisión médica, hay quien lo extiende sine die, cuando lo recomendable es no tomarlo durante más de 7 días.

Un mal uso puede provocar gastritis y problemas cardiovasculares

Hay que insistir en que un correcto uso de este medicamento no sólo ha demostrado ser muy eficaz sino que no reviste `prácticamente ningún riesgo serio para nuestra salud. El problema es cuando abusamos del mismo. “Dolores abdominales, gastritis o úlceras son algunas de las consecuencias más habituales en pacientes que se automedican con ibuprofeno y lo hacen de forma incorrecta”, explica Luque. No sólo el abuso en tiempo y dosis pueden afectar en este sentido. Si nos lo tomamos por nuestra cuenta y nadie nos ha explicado que, por ejemplo, el alcohol aumenta estos problemas, tenemos más posibilidades de perjudicar nuestra salud.

“Las interacciones de los medicamentos han de ser tenidas muy en cuenta y lo más habitual es que si no se tiene formación médica no se sepan las complicaciones que se pueden producir”, continúa, “como explicábamos anteriormente, en el caso del alcohol puede aumentar los problemas gastrointestinales pero en el caso de otros medicamentos como, por ejemplo, los anticoagulantes, las consecuencias pueden ser más serias y producirse una hemorragia.”

En el caso de personas que padecen del corazón, según un estudio publicado en la revista médica Journal of the American College of Cardiology, el riesgo de infarto aumenta notablemente en pacientes diagnosticados de fibrilación auricular (la arritmia más común) si se consume ibuprofeno de forma continuada. Además, las dosis muy altas (más de 2400 mg al día o 4 o más comprimidos de 600 mg) también están contraindicadas en el caso de padecer insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica establecida, enfermedad arterial periférica y enfermedad cerebrovascular.

Un colectivo que suele abusar especialmente del ibuprofeno es el de los deportistas. Al relajar la musculatura y aliviar el dolor, se utiliza muy a menudo para evitar estos dolores o tratarlos durante el entrenamiento y la competición. No se tienen en cuenta los problemas gastrointestinales, renales y musculares que pueden derivar de este libre uso. “La reacción inflamatoria de nuestro cuerpo y el dolor cuando practicamos ejercicio suele ser una señal previa a una lesión grave que nos indica que debemos parar, la solución suele ser el descanso y dejar recuperarse a nuestro cuerpo, no camuflar el dolor y seguirlo forzando.”

¿Ibuprofeno sí o Ibuprofeno no?

Sin duda, sí…pero con supervisión médica. Aunque sea un medicamento que ha demostrado ser altamente eficaz y seguro que sólo supone riesgos serios en personas con patologías o circunstancias (como el embarazo) muy concretas que abusen de él, es importante seguir una pauta que nos guíe en cuanto a la dosis y duración más adecuada del tratamiento.