Lo que debería haber sido un feliz día de caza entre padre hijo terminó trágicamente con la muerte del padre por un disparo de la escopeta. Sucedió hace unos días en Azuaga (Badajoz), donde Francisco José, de 40 años, y su hijo mayor, de 8 años, habían acudido para la caza de palomas desde su residencia en la localidad sevillana de La Puebla del Río. 

La investigación de la Guardia Civil continúa abierta para esclarecer la secuencia exacta de los hechos. Aunque “todo apunta, presumiblemente” a un disparo accidental por parte del hijo, lo cierto es que no se sabe si al pequeño se le disparó accidentalmente, si se trató de una imprudencia del padre o si la escopeta se disparó de forma autónoma. Lo cierto es que, sobre las 19:30 horas del pasado sábado 29, los compañeros de cacería avisaban a las autoridades tras descubrir la macabra escena. Los intentos de reanimación por parte de los sanitarios del 112 no consiguieron salvar a Francisco José, cuyo cadáver ha sido trasladado al Instituto de Anatomía Forense de Badajoz parea la realización de la autopsia. 

La familia pide no culpabilizar al menor

Según cuenta ElEspañol, la familia insiste en negar la dolorosa posibilidad de que el niño apretase el gatillo aunque estuviese presente, asumiendo el disparo fortuito como causa del accidente. 

Además del dolor por la pérdida del padre, la familia teme enfrentarse también a las acusaciones que dejen el peso de la culpa en los inocentes hombros del pequeño de ocho años. La misma fuente ha recogido las declaraciones del suegro: “Han publicado ‘Un niño mata a su padre de un tiro’. ¡El niño no ha matado a su padre, ha sido un accidente! Lo van a señalar en el colegio, ¡eso es muy duro!”. 

El gobierno municipal del municipio sevillano ha ofrecido sus servicios psicológicos y de cualquier tipo de asistencia a la familia, con especial atención a las secuelas que puede dejar este incidente en el hijo. Lo cierto es que, aunque minoritarios, este tipo de accidentes se repiten con cierta frecuencia en el mundo de la caza. En enero de 2019 un niño de cuatro años perdía la vida en Écija por otro disparo accidental de otro hombre que participaba en la cacería a la que había acudido con su padre y su abuelo.