El hipertiroidismo, una condición médica caracterizada por la sobreproducción de hormonas tiroideas, afecta significativamente a millones de personas en todo el mundo. Esta enfermedad endocrina se origina cuando la glándula tiroides, ubicada en la parte anterior del cuello, libera excesivas cantidades de hormonas tiroideas (tiroxina T4 y triyodotironina T3), acelerando de manera anormal los procesos metabólicos del cuerpo.

La principal causa de esta dolencia está relacionada con la enfermedad de Graves, una tiroiditis autoinmune que está detrás de hasta el 80% de los casos de hipertiroidismo en los seres humanos y que se produce cuando el sistema inmunológico ataca a la glándula de la tiroides, provocando su hiperactividad.

No obstante, existen otras causas como el adenoma tiroideo tóxico -un nódulo de células tiroideas que genera hormonas en exceso-, el bocio multinodular tóxico -provocado por la aparición de nódulos en la tiroides-, o la tiroiditis subaguda, conocida como tiroiditis de Quervain, que suele afectar a mujeres de entre 30 y 50 años y que puede surgir tras el parto o como una consecuencia vírica, tras una infección de paperas o gripe. El hipertiroidismo también puede surgir como efecto de algunos medicamentos.

Síntomas del hipertiroidismo

Los síntomas del hipertiroidismo varían ampliamente y suelen ser derivados del exceso de activación del cuerpo. Por ello, pueden incluir pérdida de peso combinado con un gran apetito y la aparición de diarreas, taquicardia, ansiedad, insomnio, temblores, fatiga, intolerancia al calor y aumento de la sudoración.

Aunque el hipertiroidismo puede aparecer en cualquier edad y sexo, es más frecuente entre mujeres que entre hombres y la enfermedad de Graves, en particular, suele aparecer entre los 30 y los 50 años. De hecho, las mujeres pueden sufrir alteraciones menstruales si padecen de hipertiroidismo mientras que en las personas más mayores puede darse el hipertiroidismo apático, donde los síntomas son muy atenuados y a veces solo son apreciables por trastornos del ritmo cardíaco.

Complicaciones derivadas

A largo plazo, esta condición puede conducir a complicaciones graves como la osteoporosis, problemas cardíacos y una crisis tirotóxica, que es una emergencia médica. Además, si el bocio alcanza gran tamaño, pueden sentirse síntomas derivados de la compresión del cuello, como la sensación de opresión y ahogo, dificultad para tragar alimentos o afonía.

Uno de los efectos más observables son los denominados ojos saltones, que con una gran probabilidad suelen desvelar la presencia de la enfermedad de Graves-Basedow. De hecho, uno de los efectos más preocupantes del hipertiroidismo en general, y de la enfermedad de Graves-Basedow o hipertioridismo autoinmune en particular, es su efecto en los ojos, conocido como oftalmopatía de Graves.

Doctora Elisa Pérez Ramos, jefa adjunta del Servicio de Oftalmología del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles.
Doctora Elisa Pérez Ramos, jefa adjunta del Servicio de Oftalmología del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles.
 

Consecuencias oculares

El hipertiroidismo autoinmune genera síntomas oculares en dos de cada diez afectados, según ha quedado de manifiesto en la reciente jornada "Hipertiroidismo, ¿cómo se pueden afectar mis ojos", celebrada en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red pública de la Comunidad de Madrid (SERMAS).

Esta condición derivada de los altos niveles de anticuerpos antiTSI en la sangre son la principal causa tras los efectos oculares que produce la patología tiroidea. "Este tipo de anticuerpos desencadenan una respuesta inflamatoria en los tejidos circundantes al globo ocular, es decir, en el tejido orbitario", explica la doctora Elisa Pérez Ramos, jefa adjunta del Servicio de Oftalmología en el hospital madrileño. "Según el grado de inflamación, los síntomas pueden ir desde leves, como una molestia ocular o cambios en la morfología ocular, hasta síntomas graves que pueden amenazar la visión", añade la experta. El riesgo de ceguera existe y suele ocurrir cuando la inflamación es tan severa que comprime el nervio óptico o causa úlceras en la córnea.

Los riesgos del tabaquismo

Además de la presencia de anticuerpos derivados de la enfermedad de Graves, la jornada informativa celebrada en el Hospital Rey Juan Carlos ha puesto el foco en una derivada que a veces se pasa por alto: el tabaquismo. El tabaco es el principal riesgo de afectación ocular, está relacionado con los síntomas más severos de la enfermedad y perjudica el tratamiento. "Los fumadores tienen un riesgo aumentado de padecer problemas oculares que es directamente proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día", incide la doctora Pérez Ramos.

La detección y el tratamiento tempranos son cruciales para prevenir resultados extremos, así como el abordaje multidisciplinar de la enfermedad para conseguir una progresión óptima. "En el Servicio de Oftalmología recae el papel del diagnóstico precoz y el correcto manejo de la afectación ocular", apunta la jefa adjunta del Servicio de Oftalmología en el hospital mostoleño, quien también subraya que "la integración en el proceso de los expertos en Endocrinología es importante para el buen control de la función tiroidea".

El tratamiento del hipertiroidismo busca reducir la producción de hormonas tiroideas y aliviar los síntomas. Las opciones incluyen medicamentos antitiroideos, terapia con yodo radiactivo y cirugía de tiroides. Para la oftalmopatía de Graves, el tratamiento puede incluir corticosteroides para reducir la inflamación, lágrimas artificiales y, en casos más, tratamientos médicos hospitalarios, "siempre con el objetivo de mejorar la sintomatología y mantener la función tiroidea normalizada", concluye la doctora Pérez Ramos.