Una de las prácticas habituales para el 31 de octubre es la de disfrazar a nuestros niños por Halloween. Pese a que en nuestro país esta costumbre no está tan extendida como en Estados Unidos, cada vez va a más. Por ello, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado seis consejos a la hora de disfrazar a los más pequeños.
- Controlar el fuego y las fuentes de calor. Muchos disfraces pueden resultar inflamables. Se recomienda evitar caretas, pelucas y capuchas muy sobrecargadas. Asimismo, no acercar demasiado a los niños a estufas, bengalas y demás material pirotécnico.
- Comprar un disfraz adecuado a la edad del niño. Hay que leer detalladamente la edad mínima y las recomendaciones que vienen en el envoltorio de un disfraz. Igualmente, conviene guardar esta identificación con vistas a posibles reclamaciones.
- Nada de maquillaje en menores de tres años. En los mayores, evitar que el maquillaje entre en los ojos y preferiblemente utilizar cosméticos al agua, fáciles de quitar.
- Higiene en las lentillas de fantasía. Con los ojos hay que tener especial precaución. Si nos decantamos por lentes de contacto, comprarlos en puntos de venta autorizados y seguir las mismas medidas de higiene que con unas lentillas normales.
- Ciudadao con los cordones y las cintas. Con especial atención en las capuchas que pueden provocar estrangulamientos. Por otra parte, cuidado con las cintas a la espalda que son propensas a engancharse a algún saliente y provocar accidentes.
- Más creatividad y menos consumo. En vez de gastar dinero para un disfraz que van a usar contadas veces, la OCU anima a estimular la creatividad para fabricar nosotros mismos el mismo. Una tarea en la que podemos incluir a los niños, con lo que el placer es mayor.