El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, nombrará en breve al sucesor del recién cesado director general de la Guardia Civil Félix Azón, cuya gestión fue muy criticada por las asociaciones representativas, especialmente durante su gestión en el envío de efectivos a Cataluña y en la elaboración de un Real decreto sobre temas laborales que los agentes consideran un retroceso en derechos. "El nombramiento será rápido" y el cargo "será asumido por una mujer", salvo algún cambio de última hora. Se barajan cuatro nombres, entre ellos el de la jueza Carmen Rodríguez-Medel, que habría sido descartado ya, según ha podido saber El Plural.

Tras asumir su cartera de Interior,  y tras un largo período en funciones, el ministro ha empezado cesando, además de a Féliz Azón, a la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, que será sustituida por el magistrado cordobés, vocal del Consejo General del Poder Judicial Rafael Pérez, un hombre de la máxima confianza de Grande-Marlaska, jefe de su Gabinete y que para algunos ya ejercía como el auténtico número dos de Interior.

Una jueza y tres socialistas, sobre la mesa

Para suceder a Féliz Azón, ha trascendido que el ministro apuesta por una mujer y el primer nombre que ha manejado es el de Carmen Rodríguez-Medel, la jueza que instruyó el caso de los másteres fraudulentos en la Universidad Rey Juan Carlos, entre ellos el del presidente del Partido Popular, Pablo Casado. Esta magistrada tiene entre sus familiares a destacados guardias civiles y, curiosamente, fue asesora de la Dirección General de Relaciones con la Administración de Justicia con Rafael Catalá de ministro de Justicia en la etapa de Mariano Rajoy al frente del Gobierno. La candidatura de Rodríguez-Medel, según ha podido saber El Plural, habría sido descartada ya.

No es el único nombre de mujer sobre la mesa del ministro. También suenan otros, como el de la exdiputada del PSOE Mercedes Gallizo, actualmente en la presidencia del consejo de administración de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado (SIEPSE). Un puesto en el que la colocó el propio Grande-Marlaska. La socialista estuvo al frente de Instituciones Penitenciarias, entre 2004 y 2011, durante los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. 

El titular de Interior también estaría sopesando la elección de Virginia Barcones, secretaria-interventora municipal y con cargos orgánicos en el PSOE (vicesecretaria general en Castilla y León y vicepresidenta del comité federal), que fuera delegada del Gobierno en la citada comunidad autónoma hasta abril pasado. Además, la de Susana Sumelzo Jordán, secretaria de Política Municipal del mismo partido y diputada por Zaragoza.

En el aire el cese del general en jefe en Cataluña

Todos esperan más movimientos en la Guardia Civil, que algunos interpretan como un volantazo del ministro, tras nombramientos a dedo desde el Gobierno, como el de Ana Botella (diputada del PSOE), pero, también, como cesiones a ERC tras el pacto de Pedro Sánchez con los independentistas. La destitución que se baraja, aunque no es efectiva, es la del general jefe de Cataluña, Pedro Garrido, que ha dejado clara públicamente su postura de mano firme frente a los secesionistas.  El general, entre cuyas funciones está colaborar en las investigaciones judiciales, jugó un papel importante en la desarticulación del grupo de los CDR a los que se descubrió materiales explosivos, en el marco de la operación Judas, y en los procesos judiciales contra cargos de la Generalitat o los Mossos tras el 1-O.

Garrido, con una larga trayectora en la lucha contra ETA en el País Vasco, dejó clara su postura, en intervenciones públicas el año pasado, frente al "independentismo radical, autócrata, sectario y supremacista" y advirtió que la Guardia Civil será "una de las piezas claves para que la acción del Gobierno de la Nación, responsable de la seguridad pública en España, se haga presente también en todo el territorio de Cataluña".

"Todos sus intentos [de los independentistas] por hacernos sentir amenazados o acobardados, no sólo han sido inútiles, sino que nos enorgullece ver como nuestra labor responden con patéticas muestras de impotencia y resentimiento. En todo caso, tanto unos como otros pueden tener la total convicción de que no escatimaremos esfuerzos para garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades de todos ellos, cualquiera que sea su forma de pensar o expresar el pensamiento, siempre que las acciones que se deriven se mantengan dentro del marco que delimita la legislación y la normativa vigente”. afirmó el general jefe de la Zona de Cataluña, un discurso que fue calificado de "vergüenza" por la Generalitat y todo el sector independentista. Su cese podría ser interpretado como una sesión a Esquerra.