La noche del pasado lunes falleció, a causa de una grave enfermedad, el colaborador de ElPlural.com Gerardo Rivas Rico. Economista de profesión y escritor y articulista por vocación, ha sido asiduo colaborador de ElPlural.com durante muchos años, dejando en este diario con cada una de sus colaboraciones la impronta de su lucidez, de su inteligencia y de su profundo sentido del humor.

Gerardo había nacido en Jerez de la Frontera en 1946. Se educó en un colegio religioso, a pesar de lo cual a muy temprana edad se alejó intelectualmente de la dogmática religiosa y abrazó el librepensamiento y la defensa a ultranza de la razón y de los derechos humanos. Demócrata por convicción, ha sido un hombre enormemente comprometido con el progreso de su país y con la superación de los preceptos oscuros de la España negra que conocía muy bien y que criticaba con mucha determinación.

Aunque ha vivido en Madrid durante muchos años, llevaba a su Jerez y a su Andalucía en el alma. Sin embargo, Gerardo era un hombre librepensador y sabía muy bien que los nacionalismos y las fronteras son producto de la cortedad humana; y por ello defendía con sus palabras, por encima de todo, la tolerancia y la dignidad esencial de todos los seres humanos.

Era un hombre muy culto, pero sobre todo era un buen hombre, de esos buenos hombres que lo son a lo grande. Le conocí hace años, cuando empecé a escribir en ElPlural.com yo también, y contactó con mi director de tesis, porque, azares de la vida, fueron compañeros de milicias, para pedirle mi correo y para saber algo de mí porque, según me dijo después, le gustaban mucho mis columnas de opinión. Me decía en su correo que me admiraba, y yo le he admirado mucho también a él. Desde entonces fuimos además de compañeros de ideas y de palabras, buenos amigos, amigos del alma. Con una generosidad admirable casi todo lo que yo escribía lo difundía entre sus contactos y sus amigos, día tras día, año tras año, con una incondicionalidad que, confieso, echaré mucho de menos y ahora me hará sentir huérfana de su afecto.

Un abrazo enorme para su mujer y maravillosa compañera, Milagros, y para toda su familia, a quienes acompañamos en su dolor.

Alguna vez le regalé para fin de año la canción de Cortez A mis amigos: “A mis amigos les adeudo la ternura y las palabras de aliento y el abrazo, y el compartir con ellos la factura que nos presenta la vida paso a paso”. Sirvan estas palabras como homenaje en reconocimiento de tu vida, de tu tesón, de tu coraje, de tu inteligencia y tu sensibilidad. Hasta siempre Gerardo. Los que te queremos y te admiramos, que somos muchos, te llevaremos siempre en el corazón, amigo.