El magnate de Twitter, Elon Musk, ha contado en una entrevista concedida a la BBC que a veces duerme en la oficina de la red social. Concretamente, el segundo hombre más rico del mundo apunta que tiene un sofá en el edificio, dentro de una biblioteca ubicada en el séptimo piso a la que “nadie va”.

Muchas de las personas que han escuchado o leído la confesión del multimillonario han recordado la imagen de sus empleados durmiendo en saco de dormir en la sede. La práctica, contra la conciliación laboral y los derechos humanos, se volvió viral por la foto que dio la vuelta al mundo al final del año pasado, cuando algunas instantáneas mostraban que varios empleados de la empresa dormían en ella para cumplir con los plazos.

Para más inri, el hábito contó con el respaldo de una ejecutiva de la plataforma, Esther Crawford (despedida igualmente después), quien puntualizaba que se trataba de una situación temporal y justificaba el sobreesfuerzo del personal: “Cuando tu equipo se esfuerza al máximo para poder cumplir los plazos, a veces debes dormir donde trabajas”, destacaba haciendo incluso suyo el hastag #SleepWhereYouWork (Duerme donde trabajas).

"Me he disparado en el pie muchas veces"

Medio año después de hacerse con la red del pájaro azul, el también magnate de Tesla ha explicado que él ha pasado asimismo noches en las oficinas -como hiciera durante su trabajo con la anterior compañía- y ha respondido a algunas cuestiones sobre cómo ha sido la compra de Twitter, definiendo a esta como algo “bastante doloroso” y una “montaña rusa”. De hecho, ha remachado que vendería la empresa si llegase la persona que él considerara adecuada.

En la entrevista, que se emitió en directo desde la sede de Twitter en San Francisco y que atrajo a más de tres millones de oyentes, asumió que “el nivel de dolor ha sido extremadamente alto” y “no una fiesta”.

Pese a todo, y teniendo también en cuenta que Musk no se reconoce ya como CEO de Twitter  -sino que le atribuye la función al perro Shiba inu, de nombre Floki y que es símbolo del Dogecoin- asume que las cosas están yendo “razonablemente bien” aun considerando la situación “bastante estresante de los últimos meses”.

Sus palabras, eso sí, confrontan con los datos habida cuenta de que la empresa ya no cotiza en bolsa y las cifras no están auditadas como las de una compañía que sí lo hace. Además, Musk a veces tira de sorna aún con la situación a la que tiene expuestos a los empleados, los despidos sin previo aviso y las cifras económicas. “El uso de Twitter está en un máximo histórico. LOL”, asumió en un tuit. Precisamente sobre sus controversias desde el perfil,  ha reconocido haberse “disparado en el pie muchas veces”. “Probablemente no deba tuitear después de las tres de la mañana”, ha emitido.

Lo cierto es que las polémicas han sido un continuo desde que el protagonista de estas líneas tomara las riendas de la red social del pájaro azul. La máxima, más allá de sus formas y la sorpresa con la que los usuarios se encontraron cuando abrieron internet y no vieron el pájaro azul, sino un perro; tiene su exponente principal en el despido masivo de más de 3.700 personas allá por noviembre del año pasado -los despidos alcanzan ahora más del 80% de la plantilla- sin más aviso que un correo electrónico. La decisión, a parte de lo personal, tuvo también consecuencias en los ingresos, ya que Twitter experimentó una caída masiva de los mismos que Musk atribuyó a un “grupo de activistas” y que después, reconoció, sí se estaba produciendo.