Te encuentras en un aula con la voz de la profesora de fondo. Es la carrera final de Bachiller o de la ESO. No solo estás tú, te encuentras con todos tus compañeros, los que se han quedado contigo durante todo el camino y los que recién se unieron. Es el momento. Tienes que elegir que vas a hacer después de esto. Si estás en bachiller, puedes hacer una carrera universitaria o un grado superior aparte de mil cosas más. Si estás en la ESO, o seguir con bachiller o pasar a una formación profesional. Pero no sabes que elegir en ninguno de los casos. Suena el timbre, pasas a otra asignatura y más de lo mismo. Llega el día siguiente y resulta que tienes este test que se suele hacer cuando se acaba una etapa y tienes que elegir la siguiente hacia qué camino se dirige: “el test de aptitudes”. En ese test no solo se te indica hacia qué sector se inclina tu personalidad, sino que además hace que un día cualquiera la psicóloga/orientadora de tu colegio te llame y te pregunte por ello.

“No sé aún con claridad que es lo que quiero hacer”, “mis opciones son…” son cosas que suelen decir la gente a esa “guía” para que vea si lo que tienes son castillos en el aire o si de verdad te puede surgir una oportunidad. Hay incluso veces en que lo tuyo puede ser un sueño hipotético y que se vea medio borroso, pero tienes más que claro que vas a llegar. Llega tu turno, vas a su despacho y lo que vayas a decir o lo que te va a decir ella/él depende de ti, de tu carácter, de tus sueños, de todo.

A muchas personas les hubiera gustado que en su momento algo o alguien hubiera llegado y les hubiera dicho todas y cada una de las posibilidades que hay en el mundo para escoger. Y la mayoría de las veces las cosas no son así, te aventuras al exterior de tu zona de confort sin casi saber nada, o al menos eso era así antes de que leyeras esto.

Existen algunos truquillos que muchas personas se guardan en la manga cuando llegan momentos grandes y difíciles en que tu elección es básicamente tu futuro. Preguntar es lo primero, es la base de todas las bases, la madre y el origen: preguntar a tu orientadora, a tu tutora, tus padres y sobretodo personas un poco más mayores que tu que estuvieron en tu situación pero que ahora parece que tuvieran una alfombra roja en todos los pasos que dan. Segundo, investiga.

El siguiente paso, investigar, también resulta ser básico, pues hay muchas cosas que no se te está bien informado o de la que apenas tenías conciencia de existía; ahora con Internet es fácil, buscas todas las opciones y te adaptas a una de ellas para que lo que tu quieras sea más motivador a la hora de conseguirlo. Las puertas abiertas también ayudan, si has visto una escuela, instituto, una carrera, una formación que te ha llamado la atención, así que a por ello, intenta hallar la forma de conseguir que alguien de esa propia comunidad te enseñe y te explique exactamente qué es y en qué consiste.

Después de investigar, también puedes buscar a alguien que te asista del exterior fuera de tu gente conocida, un psicólogo, un orientador de profesionales, para tener una opinión que no vincule lazos ni emocionales ni ningún otro; algunas veces una opinión desconocida es de gran ayuda y para ello usar una plataforma en donde encontrar al profesional indicado es fundamental, como StarOfService, una web que reúne a muchos profesionales de confianza.

Cuando ya hayas hecho o intentado todo, es cuando ya se supone que debes tener todo listo, tus aficiones, tus posibles opciones, a menos una ligera y sencilla idea de lo que quieres hacer en tu porvenir. Si algo te ha detenido, te ha hecho mirar, buscar, investigar, preguntar y sientes que puedes y debes hacerlo, a por todas. No debe frenarte que a lo mejor en ese momento no haya tantas salidas, o si es muy difícil vivir de ello. Debe apasionarte, gustarte y no hacerte sentir que lo haces por hacer o por pura obligación. Como dice el refrán “encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar nunca.”