La pandemia del coronavirus provocó una situación inédita para la gran mayoría de los ciudadanos y, por supuesto, afectó a la educación. Obligó al cierre de todos los centros educativos de primaria, secundaria y universidad. En tiempo récord la sociedad se vio obligada  a adaptarse a la educación online. En este sentido se puede decir que se han dado pasos de gigante en cuanto a digitalización, pero también se han evidenciado enormes carencias, que han afectado a alumnos y también a los profesores. Al mismo tiempo, la pandemia ha agrandado la desigualdad y ha impedido el acceso de muchos niños y niñas a la educación. A los más vulnerables se les ha privado, además, del acceso a servicios esenciales como el comedor, apoyo emocional o clases de refuerzo.

En el marco de los encuentros #RetosVocesSociales que organiza ElPlural.com en colaboración con la Fundación “la Caixa”, la periodista Marisu Moreno moderó un diálogo a dos bandas para analizar los retos educativos a los que nos enfrentamos en el que participaron como expertos Patricia Alocén, directora del Departamento de Acción Educativa de la Fundación “la Caixa”, y Miquel Martínez, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, catedrático de Teoría de la Educación y miembro del Grupo de Investigación de Educación en Valores y Desarrollo Moral (GREM) de la Universidad de Barcelona

"La pandemia ha acentuado las carencias del sistema educativo y las ha hecho mucho más crudas"

“Cuando más o menos teníamos las respuestas, de golpe nos han cambiado todas las preguntas al sistema”, asegura Miquel Martínez en relación a la situación que hemos vivido este 2020 en Educación a consecuencia de la pandemia del coronavirus. "Ha puesto de relieve muchas carencias que teníamos en el sistema educativo, muchas de las cuales ya conocíamos, pero lo que ha hecho esta pandemia es acentuarlas y hacerlas mucho más crudas", consideró Patricia Alocén. Ambos estuvieron de acuerdo en que estamos ante una oportunidad única para hacer frente a la necesaria transformación del sistema educativo.

La Fundación “La Caixa” lanzó una encuesta durante el confinamiento a toda la comunidad educativa para conocer de primera mano cómo se sentían los docentes ante una situación que nunca antes habían vivido. “Recibimos una respuesta muy representativa, muy significativa, tuvimos más de 1.600 respuestas, con una representación de todas las comunidades autónomas y todas las tipologías de centro, con lo que consideramos que este informe es una evidencia muy importante sobre la educación durante la etapa del confinamiento”, cuenta Patricia Alocén.

Durante el confinamiento los profesores no tuvieron ningún contacto con un 20% del alumnado

La encuesta reveló que el mayor impacto negativo se produjo en los centros de titularidad pública, lo que supone un aumento de la desigualdad. En este sentido, los profesores reconocieron no haber tenido ningún contacto con dos de cada diez alumnos durante la el confinamiento. Los docentes se han sentido cansados, preocupados y con ansiedad. Cuatro de cada diez docentes se han sentido solos, sin ningún acompañamiento o sentido de pertenencia a su centro educativo. Otro dato elocuente es que “casi el 100% de ellos habían aumentado el uso de herramientas digitales y eso es obvio, pero por otro lado, sólo el 30% reconocía haber recibido formación para ello”, añade Alocén. 

El 30% de los docentes no había recibido formación en el uso de herramientas digitales

Las familias han jugado un papel muy importante, muchas veces de sustitución de los profesores y aquí nuevamente se encontraron desigualdades, siendo los alumnos de centros públicos los que recibieron un mayor impacto negativo.

Otra carencia importante que observaron los docentes es su falta de capacidad para trabajar de forma autónoma y hacerse responsables de su propio aprendizaje. Para Miquel Martínez esta situación no es sólo propia de la pandemia, sino en general. "Hay que dar capacidades y momentos para que el alumno lidere su propio proceso de aprendizaje y esto la pandemia nos lo ha puesto sobre la mesa de una manera muy cruda", subrayó.

Miquel Martínez: "La escuela debe ser un ascensor social"

Patricia Alocén incide en que hay tres variables que influyen en la desigualdad de la calidad del aprendizaje: el contexto socioeconómico del alumnado, la calidad de los docentes y el estilo de liderazgo que se focalice en el aprendizaje de los alumnos. Por su parte, Miquel Martínez reivindica la escuela como "ascensor social", por lo que en algunos casos hay que recurrir a “alguna discriminación positiva para las familias con más dificultades para que realmente el aprovechamiento de los docentes se pueda producir”. Se trata de ir a un modelo cada vez más inclusivo. El liderazgo es algo que los profesores tienen que asumir más allá de los directivos de una escuela. Pero se tiene que tratar de un liderazgo distribuido con sus colegas para sacar adelante proyectos compartidos. Explica Martínez que “Sigue habiendo una cultura muy individual de trabajo, mi aula, mi clase, mi asignatura... Y estamos en una sociedad en la que son conceptos que no se corresponden con lo que es hoy en día”.

Liderazgo para el aprendizaje, una nueva cultura docente

Se trata, ni más ni menos, que de apuntar a un cambio de cultura, y desde la EduCaixa se está impulsando ese cambio. Entre otras cosas, se ha lanzado el programa Liderazgo para el aprendizaje, dirigido a los equipos directivos de los centros de enseñanza para capacitar, prestigiar, fortalecer y transformar el rol de los equipos directivos de los centros educativos en beneficio de los resultados educativos de su alumnado. La consecuencia no solo será un mejor rendimiento académico, sino que también mejorará el clima y la convivencia del centro. Se pone el foco en el bienestar de los docentes como clave para garantizar un buen aprendizaje de los alumnos.

En esta nueva cultura docente la interacción del grupo es fundamental, según Miquel Martínez, quien afirma que “es elemental visitar el aula de un compañero para ver cómo hace su clase y después juntarnos y comentar cómo lo ha hecho, compartir las dificultades de una forma que va más allá de lo que son mis alumnos o simplemente dedicar tiempo a discutir en reuniones de profesorado cómo hacer mejor la práctica, este tipo de autos, que en otros países están mucho más ubicados, en nuestro país, por desgracia, el tiempo dedicado a eso es muy escaso”.

Los centros en los que ya se había avanzado en esta nueva cultura docente de dificultades y soluciones compartidas, han podido hacer frente a la pandemia con mejores mimbres.

En el programa de Liderazgo para el Aprendizaje de EduCaixa participan 50 centros educativos de toda España, la mayoría de titularidad pública, y se traduce en 100 participantes, porque como se insiste, no se trata de algo individual, se trata de algo colectivo. De cada centro tienen que participar, como mínimo, dos personas del equipo directivo.

"Las personas con un buen nivel de aprendizaje no son las que están embutidas de conocimiento, sino las que son capaces de organizar, crear, compartir y comprender la información"

Los dos expertos consultados coincidieron en que uno de los problemas que arrastramos en las aulas es la obsesión por los exámenes, las notas y los contenidos del currículo. No hay que dejar de preocuparse por el currículo, pero tiene que ser un elemento más y no el único, consideraron. En esto sí ha influido positivamente el confinamiento debido a la pandemia. Las familias han estado valorando mucho más que nunca las tareas de acompañamiento que los docentes hacían con sus hijos, más que los contenidos curriculares. Pero además, ese currículo tiene que cambiar. Dice Miquel Martínez que “hemos de proceder a una selección importante de contenidos curriculares. Han de quedar aquellos que estratégicamente, desde el punto de vista cognitivo, sean más potentes, y hay que prescindir del resto. En cambio, hay que trabajar muy a fondo contenidos de algún tipo que nos permitan crear conocimiento y compartirlo. Ser creativos, porque estamos en la sociedad de la creación del conocimiento, no somos una sociedad de información". En su opinión, "el modelo enciclopédico no nos lleva a ninguna parte" y añade: "Las personas con un buen nivel de aprendizaje no son las que están embutidas de conocimiento, sino las que son capaces de organizar, crear, compartir y comprender la información, de tener criterio".

"El docente debe provocar asombro e interés para que se aprenda, pero el alumno debe tener ganas de aprender"

Miquel Martínez insiste en que "no se trata de quitarle importancia a los contenidos, ni mucho menos de quitar importancia a la dimensión del esfuerzo del estudiante", pero sí de hacer este esfuerzo desde las emociones y con ilusión. "El docente debe provocar asombro e interés para que se aprenda, pero el alumno debe tener ganas de aprender y si no las tiene, ponerlas, porque aprender es una tarea también de perseverancia", argumenta. También de voluntad, "y esa es una asignatura muy pendiente de nuestro sistema educativo. Hemos educado las emociones y somos conscientes de su importancia, pero no el trabajo sobre la voluntad, sobre la perseverancia, sobre la capacidad de defender tu posición, para ir contracorriente si es necesario... Son este tipo de situaciones son las que luego favorecen que uno supere pequeñas dificultades", añade.

En su opinión, ha llegado el momento de dar prioridad a cuestiones como que lo alumnos sean capaces de protegerse frente a las redes sociales, identificar cuándo le están engañando con una noticia, tener curiosidad por algo que les han explicado sean capaces de buscar más información al respecto. "Hay que hacer un análisis muy en profundidad, sin bajar niveles ni mucho menos de contenido, pero sí escogiendo aquellos que sean más potentes. Porque hay que añadir más cosas en la educación, como la educación emocional, que antes se cubría mejor a nivel familiar, pero también tiene que estar en la escuela", comenta.

Patricia Alocén: "El propósito de la educación y de las escuelas es formar a ciudadanos competentes para la vida"

Por su parte, Patricia Alocén subraya que "el propósito de la educación y de las escuelas es formar a ciudadanos competentes para la vida". En este sentido, apuntó nuevas variables, la necesidad de que los docentes sean competentes a su vez para formar competencialmente a sus alumnos y determinar cómo evaluamos estas otras habilidades. "La evaluación de conocimientos es algo en lo que estamos rodados y sabemos cómo hacerlo, pero ¿cómo evaluamos si alguien es más creativo o si tiene pensamiento crítico? ¿Cómo incorporamos este sistema de evaluación? Ahí es donde también ponemos otros elementos que son importantes a la hora de abordar el tema del currículo".

“No hay que confundir evaluación con medición”

Para Miquel Martínez la respuesta está en ese cambio de la cultura docente, que afecta también a la formación del profesorado. Tanto él como Patricia Alocén coincidieron en que la  evaluación tiene que ir más allá de la rendición de cuentas, y centrarse en un seguimiento continuo. “No hay que confundir evaluación con medición”, subrayan defendiendo un enfoque diferente que evalúe las competencias. Patricia Alocén explica que “el avance para cada alumno tiene un punto de partida diferente, que es la realidad. Si yo quiero evaluar cuánto de creativo es, tendré ver cuánta mejora ha hecho ese alumno en función de su punto de partida”.

Una oportunidad para solucionar los problemas

Si algo bueno ha tenido la pandemia es que nos ha colocado ante una oportunidad para solucionar problemas. "Se han visto las carencias que tiene el sistema educativo y se está poniendo el foco en intentar paliar estas situaciones, poniendo de relieve la importancia de la escuela en su función social y en su rol de capacitación y generación de oportunidades para niños y niñas que, en definitiva, van a ser nuestro futuro como sociedad", concluye Patricia Alocén que incide también en que hay que dar respuesta, como sociedad, a este asunto e insta a generar alianzas público-privadas para avanzar en el terreno de la educación.

"La educación tiene unos fines muy importantes: ser capaz de que una persona tenga criterio propio y sea capaz de vivir de manera sostenible en este mundo, creando una sociedad más inclusiva", resumió Miquel Martínez.