Las vecinas de Valencia se hicieron virales cuando aún no existían los virales. Desde entonces es habitual ver en programas de televisión rencillas vecinales que dejan en nada a los tejemanejes de juntas de vecinos como las de Aquí no hay quien viva. No obstante, son más comunes de lo que parece. Ruidos, molestias por animales domésticos, problemas con el uso de los espacios comunes... La lista de posibles conflictos entre vecinos es extensa.

Lo sorprendente es que el número de problemas aumentó notablemente durante el confinamiento. Según un informe elaborado por el Servicio de Mediación Policial y por el Gabinete de Estudios y Prospectiva de la Policía Local de Valencia, los conflictos vecinales aumentaron en un sorprendente 82 % durante el tiempo que duró el estado de alarma. Las molestias por ruido provocadas por tener la música o la televisión alta, la bolsa de basura en la puerta o arrastrar muebles a insospechadas horas de la madrugada son las más frecuentes.

Comunicarse para conocer las causas del malestar 

Ante esta situación, los expertos consideran que una buena vía para resolver el problema es la mediación vecinal, un proceso que ayuda a los vecinos a intentar tratar los conflictos que surgen. "Cuando hay un conflicto, lo que solemos hacer es alejarnos, cuando en realidad es el momento de acercarnos", explica Xavier Pastor, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC. "Mientras no hay conflicto puedes estar alejado de tu vecino, pero cuando lo hay, debes acercarte porque ese conflicto lo ha causado alguien, algo ha pasado o está pasando. Por eso, la solución pasa por comunicarse y descubrir cuáles son las causas del malestar". Sin embargo, cuando los implicados en el conflicto viven la situación con una intensidad emocional muy alta y mantenida en el tiempo, habitualmente no pueden hacerlo por si solos.

Es ahí donde aparece la ayuda del mediador, que lo que hace es "aportar serenidad y tranquilidad, y permite generar un espacio para que las personas se vuelvan a comunicar y se conozcan, porque lo que descubrimos es que la gente no se conoce", explica Pastor. Así lo refleja el estudio "Disputas vecinales y métodos alternativos de resolución de conflicto durante el primer estado de alarma por COVID-19 en el Área Metropolitana de Barcelona", según el cual tan solo un 27 % de los encuestados declaraba conocer bien a sus vecinos frente a un 30 % que decía conocerlos "poco" y un 14 % que afirmaba no conocerlos "nada".

De ahí que la primera recomendación de los expertos para evitar que el conflicto se agrave sea ir a hablar con el vecino la primera vez que haya una incomodidad o una insatisfacción. "Vas más tranquilo a comunicarlo, incluso puedes establecer vínculos, intentar saber quién es quién, porque ante el desconocimiento y la ignorancia, cuando hacen algo que te molesta, acabas pensando que vives al lado del demonio", afirma el profesor de la UOC. Es una de las razones por las que muchos conflictos vecinales acaban en los juzgados, algo que los expertos no aconsejan.

La vía judicial puede ser "perjudicial"

"Intentar solventar los conflictos vecinales por la vía judicial puede resultar perjudicial, porque incrementa el problema y genera un gran malestar emocional", indica Blanca Torrubia, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política y directora del máster de Gestión y Solución de Conflictos de la UOC. Además, en ocasiones las sentencias no se cumplen, lo que provoca que se presenten más demandas y más recursos que empeoran las relaciones vecinales y entorpecen la buena gestión de la comunidad. "La mediación evita la escalada de malestar y genera la voluntad de cumplir las normas de convivencia", señala Torrubia.

Sin embargo, con frecuencia no se recurre a ella "por desconocimiento y porque, con el enfado, reaccionamos impulsivamente demandando, sin detenernos a valorar lo beneficioso de la mediación para nuestro bienestar emocional y para mantener una buena relación vecinal. Es mucho más reconfortante estar a buenas con los vecinos y sentirte cómodo en la comunidad. Falta cultura de mediación", indica la profesora de la UOC.

En cuanto a quién puede llevar a cabo esa mediación, generalmente es un mediador profesional que se puede solicitar en el servicio de mediación comunitaria de los ayuntamientos o a través de servicios de mediación privados. "Se necesita una licenciatura o una diplomatura, además de una formación mínima de mediación de 100 horas, aunque en determinadas comunidades autónomas como Cataluña se piden hasta 170 horas. Se trata de una formación que acredita el Departamento de Justicia de la comunidad o bien el Ministerio de Justicia", explica Torrubia.

Aunque no hay estadísticas en el ámbito nacional acerca del porcentaje de éxito de la mediación vecinal, los expertos afirman que en la mayoría de los casos funciona. La Asociación Madrileña de Mediadores (AMM) estima que el 80 % de los conflictos vecinales derivados a mediación acaban en acuerdo.

Ley de mediación

La Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles, da cabida a resolver por esta vía la mayoría de los conflictos vecinales al tratarse de disputas civiles y sobre convivencia.

Según los profesionales, durante el mes de abril de 2020 los casos atendidos por los servicios públicos a causa de molestias sonoras aumentaron en un 20 %. También han crecido en un 4,6 % aquellos casos relacionados con los usos de los espacios comunes. Un 29 % de los encuestados afirma que conocía ligeramente a sus vecinos antes del confinamiento, seguido de tan solo un 27 % que declaraba conocerlos bien. Un 30 % dice que los conocía poco, y un 14 % afirma que no los conocía nada.