En España solo el cinco por ciento de la población adulta tiene sus encías sanas. Más de la mitad de las personas de entre 35 y 44 años tiene gingivitis y el 38% periodontitis, una infección crónica que provoca una inflamación sostenida que puede acabar afectando a varios órganos a través de la sangre. La cifra de afectados se incrementa hasta el 65% en los mayores de 55 años.

Sin embargo, es prácticamente desconocido el papel que juega este problema en la salud general. Se ha evidenciado que este tipo de inflamación incrementa el riesgo de sufrir arteriosclerosis, una problema que a su vez puede causar isquemia coronaria-angina de pecho e infarto agudo de miocardio-, accidentes cerebrovasculares -ictus- y patología en los vasos sanguíneos periféricos. “Todos ellos son cuadros enormemente frecuentes y que causan graves problemas de salud y elevadas tasas de mortalidad”, explica la doctora María Luisa Martíncardióloga del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid.

Otro problema añadido es que se trata de procesos que no suelen dar la cara de forma inicial, por lo que “el diagnóstico se establece cuando la patología está avanzada y genera complicaciones graves. En este caso cuando los dientes se mueven o se caen”, subrayan los doctores Miguel Carasol y Antonio Lorente, de la Unidad de Periodoncia.

Por todo ello, los Servicios de Cirugía Oral y Maxilofacial, Odontología y Periodoncia Hospitalaria y Cardiología de este hospital madrileño han establecido un protocolo de actuación encaminado a detectar riesgo cardiovascular en los pacientes que acuden a la consulta del dentista, y riesgo de padecer periodontitis en aquellos que visitan al cardiólogo.

“Mediante sencillos cuestionarios validados se pretende realizar una labor preventiva bidireccional muy beneficiosa, tanto por la frecuencia de ambas patologías, como por la evidente importancia vital del riesgo cardiovascular y el potencial destructivo de la periodontitis en la cavidad oral”, destacan los especialistas implicados.

Midiendo la tensión en el dentista

Un modo sencillo de promocionar la salud desde la consulta del dentista es midiendo la presión arterial. “Se puede y se debe hacer como medio preventivo”, subrayan los doctores Carasol y Lorente.

“Teniendo en cuenta que la consulta dental puede generar estrés al paciente, que se utilizan anestésicos con adrenalina y que se pueden realizar intervenciones largas, quirúrgicas, etc, es recomendable hacer este tipo de medición de forma rutinaria”, explican.

“Un tensiómetro de brazo, homologado y nada costoso es más que suficiente para establecer una sospecha de hipertensión y recomendar la visita al médico si parece razonable”.

Del mismo modo, mediante unas preguntas sencillas se puede sospechar de la posiblidad de padecer en el futuro enfermedades cardiovasculares. “No requiere apenas tiempo y el beneficio puede ser enorme para el paciente que muchas veces piensa que está sano”, indican desde la Unidad de Periodoncia.

En grupos de riesgo de padecer diabetes, otro factor directamente relacionado con la patología cardiovascular, se puede llevar a cabo, además, una pequeña punción en un dedo para resgistrar el nivel de glucosa en sangre.

Detectar problemas bucales en el cardiólogo

Pero al igual que el dentista puede sospechar del riesgo de padecer un problema cardiovascular en su consulta, el cardiólogo, en la suya, puede varlorar la presencia de periodontitis.

Para ello no son necesarias “exploraciones bucales complejas, ya que hoy en día existen cuestionarios validados como el de autoevaluación de la salud de las encías aprobado por el National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) 2009-2010”, apuntan los especialistas. Concretamente, una modificación de éste es el que se utilizará en el complejo hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid.

Sangrado o retracción de las encías, movilidad o cambio de posición de los dientes y mal aliento, son algunos de los aspectos que nos pueden hacer sospechar.