Todo empezó en febrero de este año. Hasta esa fecha, la pareja vivía feliz en Castro Urdiales, pero de repente el hombre, Jesús María Baranda, de 66 años de edad, desapareció sin dejar rastro. A finales de marzo, el hermano de este denunció la ausencia ante la Guardia Civil. E inmediatamente después, la presunta asesina hizo lo mismo, explicando a los agentes que su novio se había ido voluntariamente, llevándose todo el dinero en efectivo que tenía. 

La Guardia Civil empezó a investigar el caso, y decidieron en abril ir al piso de la pareja para interrogar a la mujer. Por ello, Carmen M., temerosa de que descubrieran la verdad, optó por coger la cabeza de Barranda, envolverla en plástico e introducirlo en una caja, cubriendo esta con un papel de regalo. Después de esto, se fue a casa de su amiga y le pidió que le guardara dicho bulto, puesto que iba a venir "la Guardia Civil a casa, y Jesús Mari tenía en esta caja marranadas (juguetes sexuales) que no quiero que vean para que no se lleven mala impresión"

Dicho y hecho. La caja permaneció en este nuevo hogar más de cinco meses, hasta que el pasado sábado 28 de septiembre la amiga, motivada por el fuerte hedor del bulto, decidió abrirlo, un hecho que le provocó, tanto a ella como a su marido, una crisis de ansiedad que requirió de asistencia médica de urgencia. Después de conseguir calmarse, explicó a la Guardia Civil cómo había llegado la caja ahí, y telefoneó a su amiga para informarla de los hechos. "Voy para allá ahora mismo", dijo la detenida. "No hace falta; ahora van a buscarte", replicó esta. Y Carmen M., acorralada, se defendió de la siguiente manera: "Alguien me la dejó en la puerta de casa; la guardé porque era el único recuerdo que tenía de él". 

"Repartía croquetas entre sus vecinas"

Tal y como explicó el periodista de El Programa de AR enviado a Castro Urdiales, a raíz de la desaparición de Jesús, a Carmen le dio por repartir croquetas entre las vecinas: "A partir de febrero, marzo, se comenta en Castro Urdiales que le dio bastante por repartir entre sus compañeras de baile de la Casa de Andalucía de Castro Urdiales". 

Dos motosierras

Según han comentado en Espejo Público, Carmen compró una sierra manual de unos 33 centímetros para cortar el cuerpo, pero como no pudo hacerla con ésa, Carmen compró por internet una sierra eléctrica para descuartizar el cuerpo. Según la Guardia Civil, Carmen había pasado por una de las cuatro ferreterías que hay en Castro Urdiales para comprar la primera sierra con la que no obtuvo el objetivo deseado.