Hasta el 5 de febrero, el Espacio Fundación Telefónica exhibirá, en su local de la madrileña calle Fuencarral, Hitchcock, más allá del suspense, una exposición que analiza con vídeos, fotos, dibujos o storyboards (incluido el de Samuel Bass de la secuencia de la ducha de Psicosis) algunas de las claves del cine del director de Vértigo. Alfred Hitchcock es hoy un icono de la cultura de masas, más allá incluso del cine, al que aportó títulos a menudo más visuales que narrativos, maestría en el thirller psicológico y un retrato de su época. Comenzó a producir películas en su Inglaterra natal, en los inicios del cine sonoro. A partir de 1934, un grupo de películas como El hombre que sabía demasiado o 39 escalones, le permitió dar el salto a Hollywood. Eran ya películas de suspense, desde el principio sintió fascinación por el género, según dejó escrito, por su carácter taciturno, alimetnado por la prematura muerte de su padre y la estancia en internados, donde sufrió castigos que pudieron traumatizarlo.

Los cincuenta, la época dorada

En 1938, firma un primer contrato con David Selznick, productor que le facilitaría sus primeros éxitos, como Rebeca. Es la época del conocido como cine clásico, cuyos cánones Hitchcock empieza a desmontar con su peculiar sentido del ritmo cinematográfico. A partir de 1948, y tras su paso por 20th Century Fox, ingresa en Transatlantic Pictures,donde comienza la ruptura que está a punto de producirse en la década de los 50, con la llegada de la modernidad del cine. Es en esta época cuando Hithcock comienza la que es quizá su mejor época. Es la época de las famosas rubias como Grace Kelly, Kim Novak o Eva Marie Saint, aunque también de Cary Grant, James Stewart, Gregory Peck y Henry Fonda. Es la época de Extraños en un tren, Crimen perfecto, Atrapa a un ladrón, Vértigo, Con la muerte en los talones o La ventana indiscreta. Fue la época de sus programas de televisión en la CBS, Hitchcock presenta y Sospecha. Fue la época de sus excentricidades públicas, que no hicieron sino agrandar su mito. Los años sesenta marcan la definitiva ruptura con el cine clásico, y Hitchcock, que ya había preludiado algunos de los cambios, produce tres de sus obras maestras: Psicosis, su mayor taquillazo que sin embargo hizo a bajo precio ante la desconfianza de la productora (no creían en un guion tan experimental que acaba con la protagonista a los 30 minutos de metraje), Los pájaros y Marnie la ladrona. Se publica el célebre libro de Truffaut El cine según Hitchcock, y la Nouvelle vague consagra a Hitchcock desde el punto de vista de la crítica, después de que la industria y el público ya le hubieran hecho conocer el éxito. En 1976 filma La trama, su última película.