Con el confinamiento decretado con motivo del estado de alarma por la crisis del coronavirus han aflorado iniciativas y gestos ciudadanos de lo más solidarios. Pero la cuarentena también ha sacado a la luz varias cruces de la moneda. Desde los balcones se observan situaciones que provocan un enjuiciamiento rápido por parte de los ojos que miran: desde detenciones por salir a correr hasta presunto abusos policiales.

El vídeo de una polémica detención en la estación de Cercanías de Móstoles Central es uno de los que más eco ha generado en las últimas horas. Un hombre que aseguraba tener la autorización de la empresa para poder saltarse el estado de alarma fue reducido de manera ciertamente agresiva por dos guardas de seguridad. "Actualmente no existe ningún salvoconducto legal para circular libremente por la calle. Como se puede comprobar en la imagen portaba numerosos cachivaches que en absoluto eran utensilios de trabajo ni que justificasen que acudiera o saliera del mismo", asegura el sindicato en un comunicado, en el que también indica que los vigilantes tienen actualmente carácter de agentes de la autoridad al estar colaborando con el mando único del Ministerio. “Nos parece lamentable la actitud de este ciudadano”, sentenciaron.

Una mujer interrumpió la escena asegurando que, tal y como el propio hombre gritaba, tenía justificación. Ante esto, los guardas también amenazaron a la mujer.

La situación concluyó cuando llegó la policía y el hombre pudo enseñar su documentación laboral. Posteriormente acudió a un hospital para certificar lesiones y a la comisaría a denunciar lo ocurrido.

Este caso no es el único que se ha viralizado en redes sociales. Se han grabado vídeos de una mujer siendo agredida por dos agentes mientras paseaba a su perro; y otro documento audiovisual refleja un joven que recibe una bofetada mientras permanece impasible ante su detención.

Conviene recordar que son casos muy puntuales. La sociedad está demostrando un comportamiento ejemplar: la mayoría de los ciudadanos se queda en casa, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hacen su trabajo y este es reconocido y correspondido con aplausos.

Desde el balcón es difícil conocer qué circunstancias y excepciones envuelven cada caso. Por ejemplo, Javier Olivares, creador de El Ministerio del Tiempo, reveló que una vecina increpaba a su compañera cuando salía por la noche. “Hija de puta”, le gritaba desde la venta.

Olivares ha explicado que no sale de las por gusto, sino porque se marchaba al hospital a trabajar.

Casos así demuestran que es difícil conocer y juzgar cada caso. Otro ejemplo es la historia de un padre, José Manuel, quien recibió insultos de todo tipo y color por parte de sus vecinos por salir a tomar el aire. Sin embargo, estaba más que justificado. Si hijo es un niño de 9 años que padece TEA y para quien el confinamiento puede llevarle a agravar su comportamiento o incluso a la autolesión.

La familia del niño decidió salir a la calle para que éste pudiera desconectar del confinamiento y respirar el aire del exterior. Sin embargo, sus vecinos, sin conocer la situación en la que se encuentra, optaron por increparle e insultarle directamente antes de conocer el caso en concreto del infante.