Las compras en muchas ocasiones suplen necesidades de nuestro día a día o durante temporadas complicadas. No nos malinterpretéis, todos hemos recurrido alguna vez a la compra compulsiva en situaciones de estrés o hemos ‘pecado’ durante las ofertas de nuestra tienda favorita. Por ello, este artículo no pretenda otra cosa que no sea ayudar a los lectores a ahorrar en determinadas circunstancias, para que no se arrepientan después. Repetimos, en ningún caso pretendemos juzgar, solo aconsejar, ya que todos hemos sido ‘esclavos’ en algún momento del consumo, en cierto modo, excesivo.

Detectar el problema

Lo primero que puede ayudarnos es detectar y reconocer el problema. Hay que tener en cuenta que el problema no reside solo en comprar, pasar mucho tiempo yendo a ello o planificando las compras son también indicios del problema.

Si somos capaces de identificar esa adicción, estaríamos hablando de un Trastorno de Compra Compulsiva (TCC), que puede identificarse de dos maneras: asociar la compra y el proceso de compra al placer o utilizarlos como evasión de la realidad. El problema reside cuando el hábito es continuado, en concreto, y según los especialistas, si este tipo de comportamientos se produce alrededor de cinco veces al mes. Si se llega a un caso extremo como que tu cuenta se quede en números rojos o si, sencillamente, consideras que estás entrando en un bucle, no dudes en buscar ayuda profesional.

Destinar un presupuesto específico

Y nunca salgas con tarjeta de crédito. Lo repetimos siempre en todos los artículos de este tipo, pero la tarjeta bancaria puede ser nuestra peor enemiga. Lo mejor es elaborar una lista presupuestada de lo que necesitas -aunque en ella incluyas, si la situación económica te lo permite- algún capricho, siempre ajustándolo a tu presupuesto.

Salir acompañado

No tengas reparo en salir con alguna persona de tu confianza, ya sea amigo o familiar, que limite tus compras y no te deje comprar cosas que no necesites. No sientas vergüenza por ello. Recuerda que pedir ayuda, sea para lo que sea, nunca es algo malo.

No moverse por impulsos

Las comprar compulsivas suelen ser el resultado de un vacío de algún tipo. Por ejemplo, compramos de más cuando nos sentimos mal por un hecho de carácter personal, profesional, etc.

No debemos caer en la tentación de salir a comprar para suplir una carencia. Todos tenemos momentos peores y no pasa nada por ello, pero es mejor intentar evadirlos de otro modo: viendo una película, leyendo un libro, saliendo a dar un paseo… Por supuesto, si esta sensación se da de manera reiterada no debemos intentar esquivarla, si no plantarle cara, si es necesario con ayuda profesional.

No renunciar a las rebajas

Que debas reducir el consumo en las compras no quiere decir que tengas que dejar de comprar. Si estamos en época de rebajas no tienes por qué no comprar nada -más si lo necesitas-, pero siempre sin excederse. Asimismo, si ves una oferta muy suculenta que te puedes permitir y que no te va a pasar factura en lo personal o en lo económico, también puedes ‘ceder’ ante ella.

Con estas pautas tan sencillas no comprarás de más, ni te arrepentirás después. Pero insistimos, estos son solo algunos consejos, si el problema se mantiene o alcanza determinados niveles, antes de que esto suceda, debemos acudir a un profesional.