El cáncer de recto es uno de los tumores más frecuentes y si se detecta de forma precoz tiene muy buena supervivencia. Hasta ahora, las guias clínicas recomiendan como primera opción terapéutica la cirugía radical de la zona afectada. Sin embargo, en los últimos tiempos se han desarrollado otro tipo de terapias que evitan en un 50% de los casos la extirpación del recto y el ano. Estas nuevas terapias dirigidas a la conservación del conducto anal mejoran sensiblemente la calidad de vida de los pacientes.

Según las estimaciones de la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan), los tumores colorrectales encabezarán este año la lista de los más diagnosticados, por encima del cáncer de mama o de pulmón. Las personas que sufren una enfermedad inflamatoria crónica intestinal (colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn) tienen mayor riesgo de desarrollar un tumor colorrectal, al igual que aquellos que cuentan con antecedentes familiares de cáncer de colon, pólipos adenomatosos o cánceres múltiples, especialmente de mama, ovario y útero.

Nuevo marco terapéutico

Actualmente hay hospitales que han implantado un nuevo paradigma en el tratamiento del cáncer de recto que optimiza los resultados de quimioterapia y aumenta el número de pacientes que puedan beneficiares de tratamientos menos agresivos que la cirugía radical. Este nuevo marco terapéutico está basado en las investigaciones de la cirujana Angelita Habr-Gama, que a primeros de este siglo abrieron la puerta a considerar curados a aquellos pacientes con los que la radioterapia y la quimioterapia hacían desaparecer el tumor a simple vista o en las pruebas de imagen.

"A raíz de sus observaciones y publicaciones, se iniciaron grandes ensayos clínicos que apoyan su tesis, por lo que en la actualidad podemos empezar a aplicarla", explica el el Dr. Héctor Guadalajara Labajo, jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, uno de los centros de la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid que incorpora esta estrategia. Precisamente, este hospital organizó y acogió el 1er Taller Multidisciplinar de Nuevos Paradigmas de Recto para compartir su experiencia terapéutica con la comunidad médica. Entre otros, participaron el Dr. Juan García Armengol, presidente de la Asociación Española de Coloproctología (AECP), el Dr. José Luis Domínguez Tristancho, especialista de la Unidad Coloproctología del hospital madrileño y vocal también de la AECP, el Dr. Julio García Aguilar, jefe de Cirugía Colorrectal del Memorial Sloan Kettering Centre de Nueva York y máxima autoridad científica en este ámbito.

“La optimización y mejora en los esquemas de aplicación de la quimio-radioterapia actuales permiten mejorar las tasas de respuesta clínica y, por lo tanto, el número de pacientes que pueden llegar a curarse de un cáncer de recto sin cirugía", planteó el Dr. Guadalajara, que fue uno de los responsables de la organización del encuentro. Para ello, consideró, hay “suficiente evidencia científica” para adoptar un protocolo de este tipo de forma general. Sin embargo, todavía hay preguntas para las que no se tienen respuesta, “lo que lleva a grupos de trabajo más conservadores a no aceptar ese tipo de incertidumbre y anclarse en alternativas de tratamiento más clásicas".

Protocolo Forest

No es el caso de la Fundación Jiménez Díaz, que ha diseñado y desarrollado el ‘Protocolo Forest’ para el tratamiento de los tumores de recto y ano basándose en el nuevo paradigma abierto por las investigaciones de Angelita Habr-Gama. Este protocolo incluye la neoadyuvancia total (aplicación de radioterapia y quimioterapia para combatir el tumor), la prehabilitacion trimodal (que tiene en cuenta la capacidad física, el estado nutricional y soporte psicológico), y la toma de decisiones compartidas con el paciente.  El objetivo es preservar el recto y el ano en la medida de lo posible. Para ello, se aplica el llamado ‘watch & wait’, una serie de técnicas y aproximaciones terapéuticas que tienen por objeto evitar la intervención quirúrgica, siempre que sea viable y no produzca un menoscabo en la salud del paciente.

"Se estima que hasta un 50% de los pacientes podrían obviar una cirugía radical"

La Comisión de Tumores de la Fundación Jiménez Díaz valora cada caso con un enfoque multidisciplinar con el objetivo de personalizar el tratamiento que va a recibir. "En líneas generales, hay un objetivo claro de preservar el aparato esfinteriano y evitar colostomías definitivas, sin que ello suponga un detrimento de la supervivencia. La neoadyuvancia total ha demostrado ofrecer más respuestas clínicas, lo que abre la puerta al ‘watch & wait’: se estima que hasta un 50% de los pacientes podrían obviar una cirugía radical", nos indica el Dr. José Luis Domínguez Tristacho.

Posteriormente se hace una estrategia de seguimiento de los pacientes de cinco años, intensificada en los dos primeros, que es cuando hay más probabilidades de que se produzca un recrecimiento del tumor, lo que supone un 25% de los casos.

Uno de los pilares del protocolo Forest es que la toma de decisiones se hace de forma compartida. “No se puede concebir este cambio sin hacerlo”, indica el cirujano, que hace hincapié en que, tal y como explica a sus pacientes, "no existen opciones buenas o malas, sino ventajas e inconvenientes". Uno de sus pacientes se encontraba en lista de esperar para la amputación del ano cuando se puso en marcha el Protocolo Forest. "Actualizar nuestros protocolos provocó que se replanteara la propuesta de tratamiento, lo que le llevó a salir de la lista de espera quirúrgica y en la actualidad se encuentra en remisión completa", recuerda.

Atención personalizada

Además, en el caso de la Fundación Jiménez Díaz, al igual que otros de la comunidad de Madrid como los hospitales universitarios Rey Juan Carlos (Móstoles), Infanta Elena (Valdemoro) y General de Villalba (Collado Villalba), aplican este protocolo a través de un equipo multidisciplinar que toma las mejores decisiones y aplica las técnicas más adecuadas de forma personalizada en cada caso. Los diferentes equipos cuentan con el apoyo de un comité dedicado específicamente al tratamiento del cáncer de recto. "Los debates en torno a nuestros pacientes son de una calidad humana y científica extrema; para nosotros, cada paciente es diferente y deja una huella en el equipo", resume el Dr. Guadalajara.