Carlos Pumares, periodista y crítico de cine, ha fallecido en la noche de este jueves a los 80 años. Su figura encarnó una de las personalidades más importantes de la radio y del Séptimo Arte, aunque también despuntó en televisión. Nombres propios de programas como Polvo de Estrellas, La Clave o Crónicas Marcianas no se hubieran podido entender sin su protagonismo.

Biografía de Carlos Pumares

Carlos Pumares nace en Portugalete (País Vasco) el 29 de septiembre de 1943 y, aunque se licencia en Ciencias Físicas, poca relación guardarían después sus estudios con la profesión a la que se dedicaría en cuerpo y alma.

Así, dentro del mundo de la gran pantalla escribe los guiones de La casa de las chivas (1972), Separación matrimonial (1973), Una mujer prohibida (1974) y El extraño amor de los vampiros (1977) y de la serie El hotel de las mil y una estrellas, junto a Joaquín Parejo; entre 1978 y 1979.

Podría decirse que en este campo Pumares fue un adelantado a su época o, al menos, que supo mirar donde otros no habían sido capaces de ver hasta entonces -o no se atrevían, al menos-. Dicho de otro modo, enfrentó diferentes puntos de vista de temas que hasta entonces habían resultado especialmente controvertidos como pudieran ser la OTAN o el poder eclesiástico a través del Opus Dei en el espacio La Clave, que encontró un hueco primero en la televisión pública y después en Antena 3.

Ya en la década de los ocho comenzó a presentar en la misma cadena -en su caso de radio- Polvo de estrellas, que daría después el salto a la televisión y, más tarde, regresaría a la radio, en este caso a Onda cero. De gran éxito, se mantuvo más de dos décadas en antena (2004). A partir de entonces, se pasó a Crónicas Marcianas, hasta que el programa se dejó de emitir (2005).

Un maestro del cine

Dentro del mundo de la información, una de sus grandes aficiones-sino la mayor- es el cine. De esta manera lo amparan sus críticas en medios escritos como La Razón mientras mantiene un blog en el que se pueden comentar noticias relacionadas con el mundo del Séptimo Arte.

No solo ha escrito guiones, sino que también ha actuado en FBI: Frikis Buscan Incordiar y ha hecho un cameo en Torrente 3, el protector.

Libros publicados

Asimismo, ha publicado libros como La casa de las chivas (1971), junto a Manuel Villegas López, Jaime Salom y José Luis Gaci; El secreto de Tristán Bantam: Cita en Bahía, con Hugo Pratt, en el mismo año; Los cuentos de Popeye (1973), con Alberto Solsana, José Luis Garci y Adolfo Castaño, lo mismo que Un matrimonio perfecto, Tan cerca y lejos o Los colonizadores: argumento cinematográfico. También participó de la redacción de Los cuentos de Rosario (1974) junto a José Luis Garci, Adolfo Castaño y Alberto Solsona; y de Mandrake: La dimensión X, con Dick Fulton y Adolfo Castaño.

Su persona contempla de esta manera una extensa bibliografía que contiene Una de tantas (1974), con Lázaro Irazábal; Al amanecer, con Juan José Daza del Castillo y Abelardo Empecinado, El chalet de los geranios; con ellos dos y Enrique Herreros; o La noche de los vampiros (1975), con Juan José Daza del Castillo.

Ya en 2015 colaboraría con Domingo Lípez en Wild Wild East y anteriormente, en 2006, Iván Reguera y Juan José Aparicio escribieron sobre la figura de Pumares en el libro Carlos Pumares: un grito en la noche.

Muestras de cariño 

La red social X, antiguo Twitter, no tardó en llenarse de muestras de cariño hacia el informador y su familia. De esta manera, personalidades del mundo  de las artes escénicas y compañeros de profesión han querido despedir al periodista vasco.

Uno de los primeros en pronunciarse ha sido el director de cine Santiago Segura, con quien trabajó y que reconoció que le había dado “un disgusto” su marcha, calificando a Pumares como un “crítico particular”, un “amante del cine” y un personaje “muy divertido”. "Ha sido un disgusto conocer hoy la noticia de su fallecimiento y saber que no volveremos a tomarnos un café charlando de cine, como cuando coincidíamos en algún festival”, apuntaba en internet.

También Héctor de Miguel, quien ha compartido uno de los momentos de La Vida Moderna o el escritor Juan Luis Cano, le han dado su último adiós. “Me ha dado mucha pena. Era un entrañable gruñón, conocedor como nadie de la historia del cine y muy culto. Su enfado permanente era una pose que creó el personaje que se apoderó de él. Hicimos muchas con y junto a él”, señalaba el segundo.