Italia está pasando por una nueva temporada de sequía. Las temperaturas han disminuido en todo el país, que se enfrenta a un clima invernal muy seco, hecho que ha despertado una gran preocupación entre la población italiana. Las precipitaciones se han reducido un 40% respecto a la media en el norte del país, y Venecia, tradicionalmente conocida por sus canales y fuertes inundaciones, ha despertado un gran asombro entre sus visitantes, pues la apariencia de los canales es completamente distinta a la de las fotografías de la ciudad.

Las mareas bajas son muy habituales en los primeros meses del año. Los niveles alcanzados en los últimos días son extremos, y la causa de ello son los efectos del anticiclón, el principal responsable de que no haya llovido prácticamente nada durante en invierno.

Una de las festividades que más turistas atrae esta ciudad es el Carnaval. Esta fiesta tiene lugar entre el 4 de febrero y el 21 del mismo mes y durante estas semanas, las calles se llenan de música, color, disfraces y desfiles de todo tipo. Los miles de turistas que han viajado a esta preciosa ciudad han quedado completamente sorprendidos por la apariencia de estos canales. A esta imagen antiestética se le han unido otros rasgos propios de la sequía, como el mal olor o miles de peces muertos.

Un gran problema de movilidad para los venecianos

La ausencia de agua en los canales ha tenido graves consecuencias en algunos sectores de la población, en concreto, los relacionados con servicios de bomberos, policía y ambulancias acuáticas. Los canales se han convertido en carriles de fango por los que es completamente imposible circular. Este hecho ha supuesto un grave problema para cientos de dueños de los barcos debido a que muchos de ellos han quedado completamente atascados en el barro, y no hay forma de sacarlos de ahí. Los trabajadores sanitarios se han visto obligados a trasladar a algunos enfermos en camilla por las calles de la ciudad, ya que no disponían de ninguna otra alternativa para dejarlos en sus hogares.

Este fenómeno, que provoca que el nivel del agua de los canales esté hasta 60 centímetros por debajo de lo normal, resulta una amenaza para los habitantes de la ciudad, que dependen del agua para realizar sus actividades diarias. No obstante, el principal problema no está en la ausencia de transportes típicos de la ciudad, sino en la imposibilidad de suplir las necesidades básicas de la ciudadanía, como el abastecimiento de los supermercados o los servicios de recogida de basura de los hogares venecianos. La sequía ha afectado no solo a los canales venecianos, sino a múltiples lagos del norte del país y a su río más caudaloso: el Po.

La peor sequía en 70 años

A pesar de la preocupación por la sequía de estos últimos días, Italia ya pasó por esta misma situación hace menos de un año. Según datos del Consiglio Nazionale delle Ricerche, entre los meses de enero y mayo de este año, Italia pasó por lo que calificaron como la peor sequía en 70 años. La reducción de las precipitaciones tuvo unos efectos devastadores en el cultivo, los animales y la calidad de vida de la ciudadanía y las características de esta nueva temporada de inundaciones son muy similares a las del año pasado.

El cambio climático podría causar la desaparición de Venecia

La llegada del inverno en Venecia supone el inicio de una larga temporada de inundaciones. Los ciudadanos están completamente acostumbrados a este fenómeno meteorológico. Sin embargo, el aumento de estas y la dureza de las mismas ha creado un clima de preocupación entre los ciudadanos. El cambio climático es el responsable de tales inundaciones, y ante la recurrencia de estas, la ciudad se ha visto obligada a acondicionar sus vías públicas. A pesar de la continua adaptación a estas condiciones meteorológicas, un estudio realizado por European Geosciences Institution, la ciudad podría quedar completamente inundada entorno al año 2100.

Todo depende, según datos ofrecidos por la institución, de las variaciones que haya en el nivel del mar Adriático en estos años. Las autoridades locales  están realmente preocupadas por el daño que las inudaciones están causando en el patrimonio de la ciudad. Cada vez son más las iglesias, esculturas y monumentos que han sido deteriorados por el agua salada. Según el estudio, en 2100 la ciudad podría haber experimentado un aumento de 180 centímetros.

Si algo está claro, es que el agua se ha convertido en el atractivo turístico más importante de Venecia. Sin embargo, la protagonista de la ciudad podría llegar a convertirse en su mayor enemiga. Es cuestión de tiempo saber cómo se desenvuelve esta preocupante situación, que ha asustado no solo a los venecianos, sino a todos los amantes de esta preciosa ciudad.