Silvia Domínguez, una de las capitanas de la Selección Femenina de Baloncesto, ha reconocido que ser madre la ha cambiado y que es posible encontrar el equilibrio entre la vida personal y la profesional, a pesar de que a veces "se hace muy duro".

"Teníamos ganas de ser madres"

La deportista de élite tuvo a su hijo en 2015, solo tres meses antes de disputar el EuroBasket de Budapest, en el que la Selección consiguió la medalla de Bronce: “Teníamos ganas de ser madres y decidimos empezar con el proceso. El hecho de no pasar yo por el embarazo lo hizo diferente porque no tuve que parar mi carrera deportiva, pero después sí fui viendo que me afectaba en muchísimas cosas”, ha narrado Silvia Domínguez en declaraciones recogidas por la web de la FEB.

En el Día de la Mujer trabajadora, la capitana de la Selección Española reconoce que “ser madre es otra lucha y hay que saber que habrá momentos muy duros y otros magníficos”. 

“El priorizar otra cosa a veces me ha hecho perder el foco a nivel deportivo e incluso pensar que, quizás, mis mejores años como jugadora habían pasado. Mis factores del día a día no son los mismos, no tengo la misma rutina, ni mis horas de descanso, ni las mismas herramientas”, añade la deportista.

"No hay nada que me haya hecho más feliz que ser madre"

Silvia Domínguez subraya que "no hay nada que me haya hecho más feliz que ser madre”. Un hecho que le ha cambiado la vida: “llega un momento en el que yo misma no soy la prioridad en mi vida. Hay otra. Hay una responsabilidad”.

"Siempre le he dado muchas vueltas a todo y a partir de entonces había algo más importante en mi vida, que necesita de mí independientemente si el día había ido bien o mal o de si había ganado o perdido un partido”, ha reflexionado.

Después de ser madre, Silvia Domínguez no ha parado de conseguir éxitos con la Selección: Bronce en el Europeo de 2015,  Plata en los Juegos Olímpicos de Río 2016, Oro en el Europeo de 2017, Bronce en el Mundial de 2018 y Oro en el EuroBasket de 2019.