Amanecía un nuevo día en Otero, un pequeño pueblo de cerca de 400 habitantes de Toledo. Las persianas empezaban a levantarse y el bar del pueblo sacaba ya las primeras mesas a la calle para aquellos que cumplen su cita diaria con el café. 

Ana Isabel Labrado, alcaldesa del municipio, pero también dueña del bar, no esperaba lo que iba a vivir minutos después de llegar a su lugar de trabajo. Poco después de las 6:30 horas de la mañana, una discusión acalorada en la calle la obligaba a dar el aviso a la Guardia Civil. “A las 6:40, cuando bajé a abrir el bar, estaban discutiendo en la calle. Entré al bar y llamé a la Guardia Civil”. Una situación que se agravó inmediatamente después cuando se escucharon disparos.

“Cuando montamos la terraza y empezaron a llegar los primeros clientes, escuchamos disparos. Salimos a la calle y vimos cómo el hombre se subía al coche y se iba”. Fue entonces cuando una mujer de 36 años entró al bar herida por arma de fuego pidiendo ayuda desesperadamente. “Apareció con un tiro en el pecho, casi desmayada, pidiendo que por favor le ayudásemos. Dejé aquí a gente auxiliándola y me fui a buscar a su hija”.

Ana Isabel, junto con otro vecino, se dirigió hasta su casa, donde, lamentablemente, encontraron sin vida a su hija, de 17 años, también con un disparo en la cabeza. “Al llegar, vimos que estaba muerta con un tiro en la cabeza. Es una imagen que no se me va a olvidar jamás”, relata Ana, especialmente afectada. 

Un pequeño pueblo tranquilo y consternado 

Nadie esperaba lo que esa mañana iba a suceder, que, sin lugar a dudas, ya ha marcado la historia del municipio. Con apenas 485 habitantes, Ana Isabel, su alcaldesa, lo define como “un pueblo muy tranquilo”, en el que nunca pasa nada. 

Y es que ni el autor del crimen, ni ninguna de las dos víctimas eran del pueblo. Como ha podido detallar, el hombre compró la casa donde vivía hace cuatro años, pero, dado que la alquilaba a otros, solo llevaba viviendo en el municipio desde hacía escasos meses. Respecto a la madre y a la menor asesinada, Labrado comenta que llevaban mucho menos tiempo en el pueblo. “La chica vino hace unos diez días y la niña hace cinco. No sé ni cómo se llamaban”. Sobre si residen también en el pueblo familiares tanto de las víctimas como del asesino, la alcaldesa lo ha descartado. “Vivía un sobrino de él, pero se fue cuando pasó esto”. 

Tras lo acontecido, este pequeño pueblo está consternado y asustado. “Creo que esto pasará poco a poco. Lo que hace falta es que no vuelvan a pasar cosas de estas”. 

Mientras la investigación sigue abierta, este lunes el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Torrijos (Toledo) ha decretado prisión provisional comunicada y sin fianza para el autor del crimen por delitos de asesinato, asesinato en grado de tentativa con la agravante de género y tenencia ilícita de armas. Además, se ha comunicado también una orden de alejamiento para el autor del crimen sobre la víctima, con la que deberá respetar una distancia mínima de 1.000 metros con la mujer y tiene prohibido todo tipo de comunicación con ella, que ahora mismo se encuentra en estado grave en la UCI del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Pese a que no existían denuncias previas, la mujer sí que figuraba en el sistema VioGén, para el seguimiento íntegro de los casos de violencia de género. De confirmarse como asesinato machista, la menor de 17 años sería la víctima número 10 entre los menores asesinados por violencia vicaria. 

Este nuevo crimen machista se suma al asesinato también este fin de semana en el municipio toledano de Mocejón. En la mañana de este lunes 19 de agosto se guardó un minuto de silencio en las puertas de la Diputación de Toledo. El delegado de la Junta, Álvaro Gutiérrez, condenó públicamente ambos asesinatos y pidió “que les caiga fulminantemente todo el peso de la ley encima y que cumplan sus condenas hasta el final”, y mostró el más profundo apoyo al entorno de las víctimas. “Estamos consternados absolutamente, del lado de las familias, a su disposición, estamos con ellos, con todos los vecinos y vecinas, tanto los de Mocejón como los de Otero”.