Los artistas Eugenio Merino y el cineasta independiente Miguel G. Morales crean el primer memorial colectivo de canarias. Ambos son artistas concienciados con la recuperación de la dignidad de las víctimas y cuya parte de su trabajo guardan relación con la Memoria Histórica; de hecho, una de las obras más conocidas del primero es una en la que mete a Franco en una nevera de Coca-Cola. Ahora, los dos se han juntado para dar a los represaliados canarios el lugar que se merecen y homenajearlos en uno de los sitios más emblemáticos del archipiélago.

Se trata del Espacio Cultural El Tanque de Santa Cruz de Tenerife, un enclave histórico de la lucha obrera y proletaria desde los años 20 y que paradójicamente sirvió también como motor económico del Golpe de Estado con el petróleo como baluarte. Esto fue porque el material fue enviado a la Península como energía de la maquinaria militar fascista, con la complicidad de los altos funcionarios y empresarios que estuvieron involucrados en la conspiración contra el Gobierno de la II República Española.

Franco en la refinería de Santa Cruz

Ahora, siguiendo la hoja de ruta marcada por el Gobierno de España con la Ley de Memoria Democrática, será entre el 29 de junio y el 10 de septiembre visitable como un monumento a las personas asesinadas o hechas desaparecer durante la represión franquista en el archipiélago mediante el método del ahogamiento forzoso y el fusilamiento; o en simas, pozos, barrancas o tubos volcánicos durante y después de 1936.

La obra estará comisionada por Adonay Bermúdez y contará con la participación conjunta de todo el que quiera, ya que se activará con la participación de los familiares de las víctimas, mientras que el conjunto de la población podrá participar en la construcción del monumento colectivo -que recibirá el nombre de Monumento a la Oscuridad-  enviando fotografías y los nombres de las personas represaliadas al siguiente correo electrónico: monumentoalaoscuridad@gmail.com.

Imagen de El Tanque

El día de la inauguración, la presidenta de la Asociación por la Memoria Histórica de Arucas, Pino Sosa, pegará el cartel con la fotografía de su padre, José Sosa Deniz en lo que será un momento especialmente emocionante, ya que ha dedicado toda su vida a buscar los restos de su padre y a colaborar por la reparación. De hecho, pudo descubrir sus restos mortales en 2018 junto a los de otras 14 personas, a diferencia de muchísimos otros que no han tenido esa suerte. El próximo día 19 se unirán a él otros familiares procedentes de Gran Canaria, La Palma, Tenerife o La Gomera.

Entre otros atractivos de la obra se encuentra que por primera vez será factible ver el manuscrito original de Lo imprevisto, una obra decisiva del poeta Domingo López Torres escrita en la prisión de Fyffes con las ilustraciones de Luís Ortiz Rosales, también represaliado por el régimen. Asimismo, los precursores del proyecto han propuesto la adaptación musical de algunos de los poemas al músico José A.Fajardo, que podrán escucharse dentro del espacio.

El proyecto ha contado con el respaldo de investigadores e historiadores de Canarias y colectivos como la ARMH Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica, Asociación por la Memoria Histórica en Arucas y la Asociación de Memoria Histórica de La Palma; y en él han intervenido los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote y el Ayuntamiento de Tías.

Canarias, una cuenta pendiente con la Memoria

Todo el archipiélago, concretamente Santa Cruz de Tenerife, está siendo incapaz de despojarse de los vestigios fascistas, de manera que las ocho capitales albergan todavía en la actualidad un total de 200 monumentos dedicados al dictador.

En cuanto al número de represaliados, el Golpe de Estado y el régimen dejó entre 1.500 y 3.000 personas muertas o desaparecidas en las Islas. Aquí, el método más común fue el del ahogamiento forzoso, mientras que al menos 45 canarios fueron deportados a campos de concentración nazi.

Víctimas del franquismo en Canarias

Con estas y otras atrocidades, la función del régimen en un territorio que a veces pasa más desapercibido era la misma que en el resto de España: “La implantación sistemática del terror entre la población, ejerciendo la violencia contra cualquier persona que no fuera afecta al nuevo régimen hubiera -o no- puesto en cuestión los privilegios de los terratenientes, la clase política, los empresarios, la Iglesias Católica o el Ejército”. Así es como lo afirma la gestora cultural y comisaria de la exposición, Carlota Álvarez Basso. Y así fue.