Por más increíble que parezca ha vuelto a suceder: un anciano de 92 años, José Vieira, fue dado por muerto por coronavirus en el hospital de Oliveira de Azeméis, en Oveiro (Portugal). Su cadáver fue entregado a sus hijos en un ataud cerrado y fue enterrado en el panteón familiar. Casi un mes después, las autoridades sanitarias contactaron con ellos para explicarles que había sido un error y que su padre estaba vivo.

El caso es similar a lo que ocurrió a Rogelia, la vecina de Xove, en Galicia, residente en una residencia de ancianos que enfermó de coronavirus y a la que dieron por muerta y luego estaba viva, pese a que su familia ya la había, supuestamente, enterrado, pues se trataba del cuerpo de otra mujer.

José no ingresó por coronavirus

José Vieira, de 92 años, es un funcionario jubilado y vecino de un lugar llamado Milheirós de Poiares, en el distrito de Aveiro. Viudo desde hace años, vive con una de sus hijas, que en diciembre detectó que había empeorado de su habitual problema respiratorio, el asma, según avanza La Voz de Galicia.

Ingresó por ese motivo y no por coronavirus, pero se infectó con el virus en el Hospital de Oliveira de Azeméis. El 10 de enero les llamaron por teléfono para dicirles que "había muerto".

"No sé por qué sospechaba que no había muerto"

Les entregaron el cuerpo en un ataúd que venía sellado, por lo que no pudieron ver el cadáver. Su hijo ha relatado que "no sé por qué spspechaba que igual había un error, que igual no era mi padre, no lo podía creer, pero no me dejaron verlo y al final lo acepté". Lo enterraron en un panteón de la familia el día 12 de enero.

Después de veinte días, las autoridades sanitarias les llamaron para informarles de que había ocurrido un error y que no habían enterrado a su padre, ya que éste seguía vivo en el hospital.