El aceite de oliva, su producción y su precio están protagonizando una de las principales preocupaciones del mercado, de organizaciones de consumidores y de empresas productoras. Ha sido uno de los peores parados por la inflación y, ahora, ve sus existencias a medio plazo amenazadas.

La Agencia de Información y Control Alimentarios y el Ministerio de Agricultura alertan que la producción de aceite de oliva podría verse bajo mínimos en octubre de este mismo año. Por una parte, los datos publicados en el portal Olimerca, señalan que las exportaciones de este producto han aumentado considerablemente en abril, alcanzado un nuevo récord cifrado en 85.700 toneladas.

Sin embargo, aunque esto pudiera parecer algo positivo, esconde una doble cara tras de sí: las existencias, cuesta abajo sin frenos. Así pues, se prevé que en caso de que estos datos de exportación se mantengan, para finales de septiembre la cantidad de aceite de oliva podría ser de menos de 150.000 toneladas y, en octubre, de tan solo 85.000 toneladas.

La gravedad del asunto no reside únicamente en el problema, sino también en que ponerle solución resultaría especialmente complicado. Y es que los demás países del Mediterráneo exportadores de aceite de oliva atraviesan una situación similar, por lo que tampoco sería posible importarlo.

Subida en el mercado, bajada en origen

Recientemente, desde Facua-Consumidores en Acción denunciaron que esta imparable subida del aceite de oliva, considerado como “oro líquido” por tratarse de uno de los productos con más exquisitez de la gastronomía española, se refleje únicamente en las grandes superficies y de cara al consumidor. En este sentido, señalaban que la tendencia se invertía cuando se trata del precio en origen, que lleva disminuyendo en lo que va de año en todas y cada una de las variedades del producto.

Así, según los datos aportados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en la segunda semana de abril el litro de aceite de oliva virgen extra se pagaba a 6,88 euros, mientras que a principios de enero se encontraba en 8,09 euros por litro. Esta bajada influye directamente en los agricultores, que se han visto afectados de manera paralela con una bajada de ingresos, recibiendo un 14,96% menos.

Concretamente, en la variedad de aceite de oliva virgen, los productores vendían la producción a 7,35 euros, mientras que en abril se situaba en 6,21 euros. Lo mismo pasa con el virgen extra, cuyo precio en origen es 1,14 euros más barato que al inicio de 2024, es decir, un 15,51%.

Sin embargo, esta realidad no se refleja en los supermercados y grandes superficies. Al aumento de las exportaciones y, por ende, el consecuente riesgo de desabastecimiento, se le suma el aumento desmesurado del precio en el mercado. En la denuncia que hizo Facua en el mes de abril, señalaba que el precio medio de una botella de un litro de aceite oliva virgen extra había aumentado 0,53 euros en lo que va de año, es decir, en tan solo cuatro meses. En una tabla comparativa de precios, se señalaba que un litro de esta variedad de aceite costaba de media 12,92 euros, y en la segunda semana de abril estaba a 13,45 euros.

A la espera de la respuesta de Consumo

En la línea de esta denuncia interpuesta por Facua, instaron al Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 para que tomaran las medidas oportunas contra una subida de precios ilegal. Y es que el aumento de la diferencia entre el precio en origen y el precio de venta al público, no está permitido en los alimentos con IVA rebajado. Así consta en el articulo 47 del texto refundido en noviembre de 2023 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios: “El incumplimiento de las normas reguladoras de precios, la imposición injustificada de condiciones sobre prestaciones no solicitadas o cantidades mínimas o cualquier otro tipo de intervención o actuación ilícita que suponga un incremento de los precios o márgenes comerciales”.