Me ha venido a la cabeza el recuerdo de este compañero analizando el comportamiento de la alcaldesa de la ciudad en la que llevo residiendo unos meses tras mi jubilación. Se trata de la doblemente milenaria capital gaditana que esta regida desde hace bastantes años -a algunos les parece que desde que se establecieron allí los fenicios- por la popular Teófila Martínez. Una de la más genuinas encarnaciones que puedan darse del Partido Popular en estado puro.

Y digo que ella me recuerda a aquel astuto -aunque poco ético- compañero de clase porque emplea la misma técnica para eludir su responsabilidad sobre los asuntos que le conciernen y de los que tiene la competencia; señalar y denunciar a los adversarios políticos que dirigen otras administraciones públicas: la Junta de Andalucía o la Administración Central.

Desde que estoy en esta cautivadora ciudad tengo que llevar a mi mujer en coche a la Universidad casi diariamente y, para ello, he que recorrer la que se podría considerar como la circunvalación de Cádiz; una de las vías con mayor circulación de la ciudad pues une Puerta de Tierra -la entrada al casco antiguo- con la playa de la Caleta. Pues bien, el pavimento de esta calle -la llamada Campo del Sur, que transitan y sufren todos los gaditanos- sí que debe datar, este sí, de la época de los fenicios pero, con la particularidad, de que no se ha tocado desde entonces; quizás sea por el respeto que la alcaldesa debe tener por la historia.

El hecho es que me estoy quedando sin vehículo debido a que son tantos los baches que existen y están tan maquiavélicamente situados que por evitar uno de ellos dejas los amortiguadores en otro, y así, hasta que llegas a la seductora playa de la Caleta donde te topas con una enorme valla de autobombo -propaganda institucional, dicen- en la que puede leerse “Con el Ayuntamiento de Cádiz, SÍ” y, entonces, te dan ganas de bajar del coche y añadir al eslogan “PERO ¿CUANDO?”.

Ocurre, sin embargo, que si a la regidora gaditana se le pregunta sobre el estado de esta calzada, ella sin cortarse un pelo sale por los cerros de Úbeda y se pone como una fiera porque asegura que el Ministerio de Fomento lleva las obras del segundo puente de acceso a la ciudad atrasadas. Ha llegado a salir a la calle personalmente a recoger firmas por su cuenta -sin un acuerdo previo del Consistorio ni una negociación con la Administración Central- para exigir el cumplimiento de una obra que no es de su competencia; pero, eso sí, del pavimento fenicio del Campo del Sur ni una sola palabra.

Con esta estrategia no sólo consigue que una mayoría de los gaditanos se olviden de lo que deja de hacer el Ayuntamiento de su ciudad sino que están convencidos de que el mérito de las grandes obras de las que se benefician y que son competencia del Estado -es decir, que han pagado todos los españoles- es de su querida alcaldesa. Con una única maniobra consigue dos objetivos; hacer olvidar sus propias dejaciones y apuntarse las medallas de otros.

Y en estas estamos, esperando cuál será el porcentaje con el que en esta ocasión ganará Teófila las elecciones a la alcaldía gaditana. En las últimas dejó el listón rondando el 60%. El populismo, la manipulación y el autobombo tienen sus réditos.

Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas