Cospedal está en el centro. Con Mariano, con Mato, con Camps, con Esperanza. Equidistante entre el radicalismo destructivo del PSOE y el radicalismo dulce, suave de Carlos Dávila e Intereconomía. Centrada en el centro. Con Rajoy silente, respetuoso con la inocencia calumniada de Francisco, inocente emperador de limoneros del Este. Vitoreando a grandes políticos como Fabra-gafas-oscuras, lotero mayor de San Ildefonso.

Doña Cospedal tiene una televisión pervertida por Barreda. Perseguidora del Partido Popular como televisión española. Ana Pastor preguntaba. María Dolores no respondía. Y Ana pedía respuestas. Y María dolores se sentía acosada por una muchachita que preguntaba, sólo preguntaba. Doña Cospedal quiere equilibrio, transparencia, objetividad para su televisión. Y ha pensado, tras encomendarse, peineta negra, collar majórico, a la custodia sobrehumana de Arfe en Nacho Villa. Es un hombre bendecido por Rouco mañana tras mañana. Empapado en agua bendita, locutor mitrado, primado de las ondas, pontífice in pectore de la radio. Los Obispos le encomendaron la salvación de España y España sigue siendo semana santa, Santiago matamoros, cerro de los Angeles y Virgen del Pilar que no quiere ser francesa…España o es católica o deja de ser España. Lo asegura Antonio-Príncipe-Cañizares y lo copia (Aznar sólo copia) D. José María. Un gobierno aconfesional como el español es un gobierno empeñado en destruir las raíces cristianas de España. Don Aznar, como Murdoch, pincha el teléfono de Dios y proclama la persecución a la que está sometida la patria por parte del radicalismo socialista anticristiano.

Fernando Delgado suena casi todavía en la cadena SER. Como Gabilondo, el gran Gabilondo, al que Aznar le negó la palabra. Fernando era dulce, elegante, escritor suave. Un día Nacho Villa le acusó de “trabajar en la emisora de los terroristas” Rouco calló. El episcopado calló. Gran parte de los curas y de sus fieles callaron. Como si el silencio no fuera pecado. Como si el silencio no partiera venas para desangrar la verdad. Como si el silencio no empitonara femorales buscando la vida escondida en sus paredes.

Nacho Villa, hijo adoptivo del episcopado, envuelto en organdí cardenalicio, es el elegido para hacer de la televisión castellano-manchega un modelo de diálogo, de respeto al otro, de democracia químicamente pura. Televisión elegante, como María Dolores pareo marbellí. Peineta Corpus toledano.

Rafael Fernando Navarro es filósofo