No obstante, la explicación a este aparente contrasentido es bastante sencilla. Aquellos eran otros tiempos en los que las fuerzas políticas de la oposición habían concedido de facto un cheque en blanco al Ejecutivo de Aznar para que gestionase lo mejor que supiese y pudiese sus contactos con ETA en lo que era un objetivo compartido por todos: la desaparición de la violencia terrorista en nuestro país. De tal forma que, cuando el que fuera presidente de Gobierno informó de esta reunión -“de la que no quiso ofrecer detalles bajo el argumento de la discreción” (Diario El Mundo, 7 de junio de 1999)-, a ningún partido político se le ocurrió denunciar que los enviados gubernamentales no hubiesen aprovechado esta circunstancia para instar a la detención de la cúpula etarra.

La única crítica que recibió Aznar, cuando informó públicamente de la reunión que los enviados gubernamentales habían tenido con los terroristas, fue la de su oportunismo político puesto que fue realizada en vísperas de las elecciones en el País Vasco. El más contundente en esta censura fue Iñaki Anasagasti quien, según informaba el diario El Mundo de 7 de junio de 1999, dijo que el Gobierno “ha tenido tiempo más que suficiente” para dar a conocer este encuentro y no hacerlo en plena campaña y tras indicar que, en cualquier caso, “nunca es tarde si la dicha es buena”, señaló que el Ejecutivo “hace ahora lo que hizo el PNV”, motivo por el que dijo “se satanizó” a su partido.

Como puede comprobarse la postura del Partido Popular en relación con el terrorismo de ETA siempre ha sido la misma: cuando han tenido responsabilidades de gobierno, aprovechar en su beneficio partidista el compromiso por la paz del resto de los partidos políticos y, cuando ha estado en la oposición, dinamitar con argumentos insidiosos, falaces, cínicos e, incluso, calumniosos todas las iniciativas del Ejecutivo encaminadas a la consecución del cese de la violencia armada.

Para desgracia de los intereses generales el caso Faisán estará dando guerra hasta que pasen las elecciones generales y ayude al Partido Popular a ganarlas y después, nada de nada, porque la responsabilidad política del que, según todos los indicios, será el principal partido de la oposición volverá a cerrar filas con el Ejecutivo en la lucha antiterrorista ... pero el daño ya estará hecho.

Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas