No nos coge por sorpresa; hay un hecho que empaña nuestra alegría por la persona del Juez Garzón, y es que ahora el objetivo no era él; somos nosotros, quienes pensamos que España no puede ser una isla en la legalidad internacional, y sobre todo miles de víctimas vivas que un día pidieron amparo a la Justicia y por toda respuesta han tenido la expulsión del único juez que les escuchó y el cerrojazo a toda pretensión de reparación para ellos. Les echan encima otra vez la Ley de Amnistía y que la dictadura de Franco no reconoció la legislación sobre delitos contra la Humanidad hasta 1952, dando por buena la voluntad de los asesinos que sabían que las atrocidades mayores las cometieron en los años cuarenta y cincuenta.
Tenemos ejemplos cercanos de familias que buscan desaparecidos en 1946, 47 ó 48, cuando ya existían internacionalmente los delitos de genocidio, lesa Humanidad y desapariciones forzadas. ¿Es lícito decir que como el franquismo no se da por enterado de esa legislación hasta que le conviene, en 1952, no ha lugar al amparo pedido por dichas víctimas?
La Justicia ha de velar primero por la víctima viva; los hijos crecidos en la exclusión y acoso constante, en la pobreza y necesidad como consecuencia directa de la desaparición de su padre, madre, hermanos o todos a la vez, son víctimas que necesitan urgente reparación; no buscan investigaciones históricas ni revisiones de nada; lo primero es encontrar a sus difuntos asesinados y desaparecidos; su problema es más básico. Nos tememos que con esta sentencia se cumple el plan a la perfección; absuelven merecidísimamente al Juez Garzón, y nos alegramos profundamente, pero la esperanza de miles de estas víctimas vivas, que estaba también sentada en el banquillo, ha sido condenada...en España. ¿Hará otro Garzón internacional que la Legalidad universal impere y meta en cintura los reductos insumisos españoles?
Matías Alonso Blasco es coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica